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Domingo 06 de diciembre de 2015

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Cultural El Duende

BARAJA DE TINTA

Sobre mi biografía

06 dic 2015

Fragmento de la carta que el historiador boliviano Alcides Arguedas dirigió a José Luis Bustamante en 1937 cuando este último representaba al Perú en nuestro país

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Me ha pedido usted algunos datos biográficos míos y no sé cómo dárselos porque yo casi no tengo carrera pública y mi vida, en suma, son mis libros.

Le repetiré, entonces, lo que le dije en tono de broma en la Legación, le hizo reír un poco y era, no obstante, la pura verdad.

Nací en esta cuidada hace más de cincuenta años, y formo parte de una especie rara en mi país, la del hombre de gabinete que estudia y trata de explicarse a sí mismo y hacer ver a los demás por qué somos como somos�

Muy joven, en 1904, fui enviado a Europa por mi padre en premio de haber obtenido el título de abogado, título que yo desdeñaba profundamente y que él se empeñó en hacerme conquistar venciendo mi pereza, mi inutilidad y mi repugnancia.

Escribí en París y publiqué en Barcelona, el año 1909, Pueblo Enfermo, cuya tercera edición acaba de lanzar la Editorial Ercilla, en excelentes condiciones tipográficas.

Volví a mi tierra en 1914. Me hicieron diputado por esta ciudad en 1916 y, a los dos años, me arrojaron de la Cámara porque -dijeron mis amigos de la mayoría-, acepté siendo diputado una situación diplomática en Europa, pero, en realidad, por rebelde a las disciplinas de un partido y por inútil para defender sus intereses y los del gobierno que entonces manejaba los negocios públicos, no con mucho acierto que digamos�

Volví a París en 1922 y me hicieron Cónsul General a pedido de los grupos universitarios, y también me echaron de Cónsul a los dos años por haber cometido la insigne tontería de criticar los actos del nuevo gobierno, peores que los del anterior, sin duda posible�

Luego me mandaron de Ministro a Colombia en 1929. Y en 1930 me echaron igualmente, con un pretexto cualquiera, (falta de fondos en las arcas públicas), cuando en Europa y Estados Unidos abundaban toda clase de comisiones bien rentadas y con miembros de la familia presidencial� Y es que, la verdad, mi presencia no resultaba muy cómoda en la diplomacia�

Otra vez me nombraron Cónsul General en París, en 1930, los militares de la Junta que echaron del gobierno al presidente nacionalista Siles. Y, antes de los dos años, me echó también a mí un ministro del presidente Salamanca porque dije que la guerra con el Paraguay era un absurdo y un crimen�

Y ave, ministro, que mi hoja de servicios es corta y no muy brillanteÂ?

En medio de estas andanzas, de estas idas y venidas algo desordenadas lancé una docena de libros sin ningún eco en la opinión de mi país, pues lo que levantaron algunos fueron mal vistos y maltratados. Publiqué los siguientes:

Pueblo enfermo, en Barcelona, dos ediciones (1909 y 1910) y la tercera en Santiago, 1937; Vida criolla, en París, 1912; Raza de bronce, en esta ciudad, 1919, y después en Valencia, 1924; La fundación de la república, en La Paz, 1920 y luego en Madrid, 1921; Historia general de Bolivia, en La Paz, 1922 y un resumen en francés en París, en 1923 por la casa Alcán; Los caudillos letrados, Barcelona, 1923; La plebe acción, Barcelona, 1924; La dictadura y la anarquía, Barcelona, 1929; Los caudillos bárbaros, Barcelona, 1929; La danza de las sombras, literatura y viajes, Barcelona, 1934. Id.id. La política, Barcelona, 1934.

Es todo mi haber de escritor y pesa poco en la bibliografía boliviana.

Constantemente oirá usted decir o leerá usted en los periódicos de esta mi tierra que mi obra peca por parcial, poco serena e ingrata por sus tendencias negativas. Sabrá usted o le dirán que soy un sistemático denigrador de las virtudes y cualidades de la raza, un despechado y un combativo, etc., etc�

¿Serán justos los que así me juzgan? No sé; posiblemente. Pero hubo, sin embargo, ocasiones en que los hechos pudieron haberme desmentido poniendo de relieve y manifiesto las virtudes y excelencias que yo no soy capaz de descubrir por falta de capacidad y por natural deficiencia de mis aptitudes� y esas ocasiones fueron lastimosamente perdidas, como la última de la guerra, pongo por caso�

¡Esperemos, pues, todavía�!

Una sola disculpa en mi favor, con todo. Si voy equivocado el daño pese sólo sobre mí y no cuesta un solo céntimo a la nación. Me equivoco gratis y gratuitamente me echo encima mundo de enemigos y carga de reproches de resentimientos y, a veces, de odios muy fuertes.

Para sentir menos esta carga pensé un momento buscar el refugio del campo; pero allí también otros lobos con trazas de hombres pretenden devorarme".

Para tus amigos: