No está demás reparar en que antes, en los colegios particulares no se usaban uniformes. Las modelos eran las chicas más populares del curso, las más extrovertidas, desenvueltas y amigueras, las tÃmidas por lo general sólo miraban y deseaban ser como las compañeras más sociables, que no tenÃan reparos en doblar sus pantalones para fabricarse unas bermudas, o subir sus blusas y anudarlas al frente para crear un efecto más provocativo.
Los pasillos, en las horas de recreo, eran las improvisadas pasarelas por donde se contoneaban con gracia y coqueteo las modelos del curso, pero pasado el tiempo, a saber, ninguna de ellas siguió la carrera de modelaje, sino que se convirtieron en mujeres modelos de madres o profesionales en diferentes áreas.
Asà como casi toda niña quiere ser princesa, casi toda pequeña mujercita desea en su fuero más Ãntimo ser una modelo de pasarela.
Las niñas que desean o anhelan ser modelos, ven en esas mujeres que se pasean por las pasarelas personalidades deslumbrantes, bellas, proporcionadas y glamorosas, y, al ser sujetos de la admiración de millones de personas parece que sus vidas son igual de fascinantes y felices, lo cual no es regla general, pero las pequeñas no ven lo que hay detrás de la famosa, ya que su vida privada es un misterio y su vida pública es la que encandila y asombra.
No obstante, en el mundo de la farándula existen cosas que son todo menos glamorosas o espectaculares, al menos en las vidas privadas de esas estrellas, que en público son rutilantes, pero en casa son personas como todos, con defectos y virtudes, que tienen penas y alegrÃas, algunas inclusive usan su glamour sólo como fachada para esconder lo vacÃas y sosas que son sus vidas, por lo que suelen deprimirse y aferrarse a nocivas prácticas como el beber alcohol en exceso, drogarse o doparse.
Una persona que se convierte en figura pública debe cuidar mucho su imagen, porque existen otras por detrás que la están observando e inevitablemente seguirán su ejemplo.
La ganadora organizó una conferencia de prensa y visitó los diferentes medios de información para recalcar que ella habÃa sido la ganadora. La que quedó por error dueña de la corona y banda, que no quiso devolver, paseó por los diferentes medios señalando que quedó humillada y afectada psicológicamente por el error.
Extrañó el proceder de esta muchacha que en lugar de aceptar el error del maestro de ceremonias, se colocó la banda y la corona, paseándose por toda la feria, visitando diferentes medios de comunicación, para dejar sentado que ella habÃa sido la ganadora, en muchos casos causando la confusión de la ciudadanÃa que no asistió a la elección, pues existÃan dos versiones diferentes de lo ocurrido.
Vale mucho una muchacha que posee belleza fÃsica, pero más valiosa aún es una mujer que cultiva su saber, y no tiene precio la que además desarrolla su espÃritu, siendo altruista y solidaria con los demás.
Fuente: La Patria
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