“Los niños no son lo que queremos que sean, sino son lo que somos los adultos”

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Mañana lunes 12, se recuerda el Día del Niño, y en este mismo momento, existen muchos que están abandonados, discriminados, en la calle, con hambre y frío, sin el amor ni el cariño, de sus padres, mucho menos de la gente, que los mira con indiferencia.

El 12 de abril fue instituido como Día del Niño Boliviano, el año 1955, durante la presidencia de Víctor Paz Estenssoro, luego que la Organización de Estados Americanos (OEA) y UNICEF, el 12 de abril de 1952 redactaron la Declaración de Principios Universales del Niño, a consecuencia de la desigualdad y maltrato que sufrían los niños en el mundo. En esta oportunidad se acordó que cada país debería fijar una fecha dedicada a los niños.

Cómo puede defenderse un niño, cómo puede denunciar a sus agresores si son en muchos casos, su única familia, cómo puede gritar que no lo maltraten si cuando habla, no lo escuchan o si lo oyen le exigen que se calle.

Como cada año ese día se generan grandes discursos, que hablarán del rol de los niños, presente y futuro de la sociedad, pero luego, una vez más, cuando se vea llorar a un niño de hambre o de frío, cerrarán los ojos, y harán como si nunca lo hubiesen visto.

En la sociedad se cuenta con instituciones que deberían trabajar por los niños, pero, lastimosamente, los responsables de éstas, se ven atados de manos, porque a muchas autoridades les interesa más la realización de carreteras o de asfaltado de calles, pero cuando se pide inversión en el capital humano, no existe presupuesto.

Instituciones en las que se hace lo que se puede, porque lastimosamente a las víctimas de violencia se las atiende en una oficina, donde existe hacinamiento, no existe un poco de privacidad para poder contar al funcionario o funcionaria, lo sucedido, y es peor cuando no se cuenta con el personal capacitado, y sobre todo sensibilizado en cuanto a la violencia contra los niños, porque se llega al colmo de expresar “pero a nosotros peores cosas nos hacían, también nos golpeaban”, sin pensar que gracias a pensamientos como esos, existen pandillas, jóvenes dedicados al consumo de alcohol y drogas, y por ende a la delincuencia, que afectan a la sociedad.

La sonrisa de un niño es un regalo único, cuando los niños ríen es una satisfacción, porque sabemos que lo estamos haciendo bien, que estamos logrando la felicidad de quienes serán nuestros sucesores.

Cómo no amar a ese pequeñito que te mira con inocencia, que te acaricia con sus pequeñas manitos, que te abraza y besa con tanta ternura, que te dice te quiero con la sinceridad más pura.

Cómo no hacer nada por ese llanto desconsolado de hambre, de dolor o de tristeza, lágrimas que van mojando esas mejillas brillantes y en muchas ocasiones rajadas por el sol y frío.

No seamos indiferentes, no dejemos que se siga maltratando a los pequeños, son personitas inocentes que en su mente no conocen lo que es la maldad, el egoísmo, la ambición, pues se conforman con un pan, con una pequeña golosina, o un juguete, sin interesar el costo que tenga.

Y si en algunos casos existen niños que maltratan a otros, que son egoístas, mentirosos, o se alzan cosas sin permiso, es porque las personas mayores con las que vive, son las que se equivocan en su educación.

Hay una frase que nos hace ver una gran realidad que no queremos aceptar, pues “los hijos no son como queremos, sino los hijos son como somos”, entonces, si ves que tu niño se está portando mal, no quieras resolver su problema analizándolo a él sino analízate tú, y observa con cuidado para reconocer en qué te estás equivocando.

En nuestro medio existen profesionales que en el desempeño de sus funciones pueden ayudar a detectar a los niños que sufren maltratos, entre ellos se encuentran los maestros y los médicos, quienes deben ser los que denuncien a las autoridades pertinentes esos hechos.

Existen indicadores para detectar el maltrato en los niños, uno de ellos es el comportamiento de los pequeños maltratados que ofrece muchos indicios que delatan su situación. La mayoría de esos indicios son no específicos, porque la conducta puede atribuirse a diversos factores.

Sin embargo, siempre que aparezcan los comportamientos que señalamos a continuación, es conveniente agudizar la observación y considerar el maltrato y abuso entre sus probables causas:

Las ausencias reiteradas a clase, el bajo rendimiento escolar y las dificultades de concentración, la depresión constante y/o la presencia de conductas auto agresivas o ideas suicidas, la docilidad excesiva y la actitud evasiva y/o defensiva frente a los adultos, la búsqueda intensa de expresiones afectuosas por parte de los adultos, especialmente cuando se trata de niños pequeños y las actitudes o juegos sexualizados persistentes e inadecuados para la edad.

Los indicadores físicos también son un gran referente, como la alteración de los patrones normales de crecimiento y desarrollo, la persistente falta de higiene y cuidado corporal, las marcas de castigo corporales, los "accidentes" frecuentes y hasta el embarazo precoz.

Entonces volviendo a nuestra frase, “el niño es lo que somos” podemos decir que los niños aprenden lo que viven, si vive con tolerancia aprende a ser paciente. Si vive criticado aprende a condenar. Si vive con aprobación aprende a confiar en sí mismo. Si vive engañado aprende a mentir. Si vive en equidad aprende a ser justo. Si vive con vergüenza aprende a sentirse culpable. Si vive con seguridad aprende a tener fe en sí mismo. Si vive hostilizado aprende a pelear. Y si vive en la aceptación y la amistad aprende a encontrar el amor en el mundo.

FUENTES

www.vidahumana.com - www.rionet.com.ar

Fuente: LA PATRIA