Viernes 04 de diciembre de 2015
ver hoy
El frenesà pre referéndum que vive el paÃs y de manera particular las huestes afines al gobierno - que se juega su futuro como inquilino de Palacio-, produce algunas manifestaciones oficiales grandilocuentes que pintan un paÃs de ensueño centro energético del continente, con proyectos petroleros que aún antes de concretarse ya tienen estimaciones de reservas, con proyectos mineros añejos que por arte de magia, se dice que son nuevamente el centro de la atención de inversionistas (Mutún, Mallku Khota, Santa Isabel, Paco Kahua, etc.); se habla de astronómicas inversiones estatales cada vez más grandes pese a la baja capacidad de ejecución de las instituciones estatales en los últimos años y todo esto, viene acompañado de un aluvión de propaganda en los medios sobre las bondades del "modelo boliviano".
Como consecuencia la gente sueña o duda según la percepción que este torrente de información le produce y cada cual a su manera pinta en su subconsciente el paÃs que espera. Parafraseando al grande Calderón de la Barca: "Sueña el rico en su riqueza, / que más cuidado le ofrece; / sueña el pobre que padece/ su miseria y su pobreza; / sueña el que a medrar empieza, / sueña el que afana y pretende, / sueña el que agravia y ofende, / y en el mundo, en conclusión/ todos sueñan lo que son, / aunque ninguno lo entiendeÂ?" Total, "¿Qué es la vida? Un frenesÃ. / ¿Qué es la vida? Una ilusión, / una sombra, una ficción, / y el mayor bien es pequeño; / que toda la vida es sueño, / y los sueños, sueños son".
Pareciera que, obnubilados por vendedores de ilusiones, por aquellos que venden humo para justificar sus fines, ya no tenemos poder de reacción, ya todo parece normal, nadie objeta nada, todos parecen esperar un desenlace que nos vuelva a una realidad que -como van las cosas-, nos golpeará duramente en el rostro cuando el juego de naipes colapse, cuando los sueños acaben, cuando el bien mayor reclame, cuando sea tiempo de obrar y dejar de soñar.