Lunes 30 de noviembre de 2015

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En los interrogatorios, por lo común, cuando parece oportuna una pregunta sugestiva, puede escogerse entre una gama de formas, desde algunas que influencian poco hasta otras de intenso efecto sugestivo. Para mayor ilustración un ejemplo: se sospecha de ilícito de pederastia, si se toma la declaración a una niña de seis años, el interrogatorio puede desarrollarse de la siguiente forma: "¿Te dijo algo ese hombre o no te dijo nada?", planteada así, la interpelación está equilibrada hacia ambos lados pues se pregunta sobre las dos posibilidades sin insinuar o sugestiona. Es mayor cuando el interrogador omite la disyuntiva y pregunta "¿Te dijo algo ese hombre?". Es mayor todavía cuando le pregunta a la niña así" ¿Te dijo ese hombre que fueras con él a la habitación?".Y por último, "¿No te dijo ese hombre que fueras con él a su habitación?".
Note el lector, sea jurista o lego, que la intensidad parte desde una inocuidad o inofensiva acción, hasta una sugestión plena y dirigida. Las preguntas sugestivas pueden conducir fácilmente a graves adulteraciones, no hay que temer inconvenientes en general, cuando el declarante ya ha hecho una descripción circunstanciada de los hechos, relato que se obtuvo sin someterlo a influencias que le marquen el camino.