Lunes 30 de noviembre de 2015

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Las personas que viven solas son más propensas a adoptar una dieta poco saludable y poco equilibrada. Platos poco elaborados, comida precocinada, poca variedad en la dieta y la ausencia de alimentos frescos tienen como consecuencia un menor aporte nutritivo, asegura un equipo de la Universidad de Tecnología de Queensland, en Australia.
Junto con los nuevos modelos de vida de la sociedad moderna se ha incrementado el número de personas que viven solas, y este estudio ha comparado si hay una diferencia entre la dieta de quienes viven solos y aquellos que viven acompañados. El resultado manifiesta una dieta mucho más simple y limitada por parte de quienes viven en solitario, por lo que su aporte alimenticio no es el adecuado y podría desencadenar incluso en problemas de salud.
"La investigación sugiere que vivir solo representa un obstáculo para una alimentación sana por los roles sociales y culturales que existen acerca de la comida y la cocina", explica la Doctora Katherine Hanna, coautora del estudio.
La falta de habilidad en la cocina es uno de los factores clave, ya que muchas de estas personas no saben qué cocinar ni cómo cocinarlo, por lo que toman la opción rápida del plato precocinado. También se da el caso en el que conocen unas pocas recetas con una elaboración muy reducida, lo cual desemboca en una dieta repetitiva y poco saludable.