Un claro ejemplo de falta de agua es la ciudad de Cochabamba, y el anhelado proyecto Misicuni nunca llegó para paliar la situación de la población, el agua que se racionaba dÃa por medio, comenzó a ser distribuida cada dos dÃas y ahora se lo hace cada tres.
El calor muchas veces es desesperante y no hay agua suficiente. Los cochabambinos se han adaptado a ese modo de vida, mandando a construir tanques subterráneos de gran capacidad e instalando bombas de agua para acceder a este bien tan preciado. En muchos casos, cuando se trata de agua para beber, las empresas que distribuyen el lÃquido elemental en botellones solucionan ese dilema.
Los orureños ya han comenzado a experimentar los racionamientos que hace la empresa distribuidora del recurso cristalino, Servicio Local de Acueductos y Alcantarillado (SeLA) Oruro, pues durante algunas tardes, cuando el sol está más alto y el calor arrecia, es cuando menos se puede recurrir a este bien de primerÃsima necesidad.
Como siempre, la solución pasa tanto por autoridades como por ciudadanos comunes, que deben seguir ciertas normas y cuidar el lÃquido vital.
Las autoridades deben cuidar los lugares donde existen vertientes o acuÃferos, evitar que sean contaminados con construcciones civiles que si bien son esenciales no lo son tanto como el recurso agua lo es para la vida en el planeta. Deben observar planes de remediación ambiental donde existan focos contaminantes cerca de los ojos de agua y hacer campañas de concienciación para que se cuide dicho recurso.
Una opción propuesta fue plantar árboles, sin embargo, Cochabamba pese a que cuenta con bastante vegetación tiene temporadas de sequÃa que llegan a causar desesperación, por lo que es importante que además de planes de forestación se tenga en cuenta una polÃtica para cuidar el agua.
Fuente: La Patria
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