Un estudio de la organización internacional "Natural Resource Gobernance Institute" da cuenta de que la corrupción se encuentra en niveles críticos en Latinoamérica y entre los calificados como más corruptos están Venezuela, Bolivia y Ecuador. Señala que "cuanta más corrupción existe hay más desigualdad". Sostiene: "un país que ataca la corrupción, efectivamente puede incrementar su Producto Interno Bruto (PIB) hasta en el 300%". El estudio, pleno de datos interesantes, muestra realidades que nuestro país debería tomar en cuenta, especialmente suprimiendo la mala política del "dejar hacer y dejar pasar" cuya permanente aplicación resulta letal para el país.
El poder político generalmente genera conductas para la disposición de todo lo que se tiene y, en casos, de lo que no hay y obliga a contraer deudas con miras a satisfacer necesidades y hasta exigencias de quienes conforman el poder dador de beneficios. Esto es lo que, en resumidas cuentas, ha ocurrido con los países del Tercer Mundo en que se ha ingresado en el gasto sin medida ni prudencia y no siempre se ha obrado con la honestidad y responsabilidad consiguientes.
Para la mayoría de los gobernantes, parece muy simple la política del "dejar hacer y dejar pasar", grave yerro que ocasiona siempre problemas y tiene consecuencias que luego son difíciles de enmendar y las pruebas en el país son infinitas porque en tiempos en que no había lo más necesario también se malgastó dinero del Estado y, en grado extremo en los tiempos de grandes disponibilidades como ha ocurrido desde el año 2008 hasta el presente.
Parecería que el poder del dinero obnubila a quienes logran poder político y social porque esa tenencia de medios financieros les da mayor poder y la conjunción de los tres determina que las dotes de prudencia, tacto, sensatez, honradez, humildad y consecuencia con los demás, y no sólo con el entorno, da lugar a que se cometan yerros que desprestigian y debilitan al régimen porque producen hechos que ingresan en los campos de la corrupción.
La corrupción en nuestro país adquirió contornos muy graves y tan sólo para ejemplo, se puede citar al caso del Fondo Indígena (cuyos autores aparecen como "inocentes y modelos de comportamiento" cuando es el propio gobierno el que ha constatado hechos contrarios a toda moral); casos como la falta de licitaciones públicas para adjudicar obras, gastos dispendiosos de fondos del Estado, adquisiciones innecesarias, presupuestos que no corresponden, desatención a rubros como la salud y la educación y otros que sería muy largo enumerar y detallar.
El caso de figurar "entre los más corruptos" es una vergüenza y baldón para el país; salir de esa profunda sima debería ser misión y obligación gubernamental no sólo aplicando las leyes sino evitando que haya nuevos casos que lastiman a la comunidad nacional.
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