Muchos pueblos han perdido el poder de autogobernarse y el mundo, cada d铆a, es m谩s ingobernable. Como consecuencia de esta masa de violentos, algunos ciudadanos se ven obligados a huir, en busca de otros espacios m谩s pac铆ficos. La mundializaci贸n del terror, como la esclavitud en todas sus formas, es una bochornosa realidad que est谩 ah铆, en parte debida al progreso cient铆fico y tecnol贸gico, que en lugar de contribuir a mejorar el bienestar de toda la ciudadan铆a, lo que hace es producir armas cada vez m谩s perfeccionadas, y por ende, m谩s destructivas. Lo mismo sucede con situaciones de sometimiento, verdaderamente humillantes y deshumanizadoras de la persona como tal.
Tantas veces debi茅ramos romper el silencio, cuando menos para que no desconozcamos estos hechos tan crueles, con las consecuencias que ello conlleva y que se perpet煤an en el tiempo: exclusi贸n, violaci贸n de la dignidad, institucionalizaci贸n de la desigualdad... A煤n, en la actualidad, millones de seres humanos viven en condiciones similares a la esclavitud.
Ciertamente, hoy, cuando el mundo est谩 interconectado como jam谩s, es cuando m谩s se cierne sobre todo el planeta la amenaza de una guerra mundial capaz de acabar con la humanidad. Tambi茅n se coacciona como jam谩s, por las calles del mundo y hasta en los espacios cerrados, vulnerando la libertad del individuo con su destrucci贸n. En ocasiones, olvidamos que cualquier relaci贸n discriminante, y de avasallamiento, que no respete la convicci贸n de la persona, constituye un delito, y otras veces una violaci贸n aberrante. A prop贸sito, Naciones Unidas, acaba de recomendar un conjunto de estrategias para orientar a los Estados y al sector privado en sus esfuerzos por impedir que los terroristas se aprovechen de los medios de comunicaci贸n de Internet y sociales para reclutar terroristas e incitar actos terroristas, respetando siempre los derechos humanos y las libertades fundamentales. Y es que, realmente, el panorama actual no puede ser m谩s desolador, en lugar de preocuparnos por un verdadero y humanista desarrollo planetario, extensivo a toda la especie humana, nos hemos deshumanizado totalmente, haciendo que el clima de inseguridad y terror, de comercio humano, se injerte en el coraz贸n de la ciudadan铆a, cada vez m谩s dividida, lo que dificulta mucho m谩s el poder armonizarse. Esto 煤ltimo, s铆 que facilitar铆a poder reencontrarnos cada cual consigo mismo; y, a la vez, poder encontrar, en consecuencia, el ansiado hogar com煤n.
Indudablemente, no se puede permanecer pasivo o indiferente, ante esta mundializaci贸n del terror o de la esclavitud, dolorosas plagas del mundo presente, puesto que su prop贸sito es destruirnos como personas y hasta destruir nuestro propio h谩bitat.
En este sentido, la conferencia que se celebr贸 en Tel Aviv, desde el nueve hasta el once de noviembre, y que atrajo a cerca de dos centenares de responsables pol铆ticos y profesionales de m谩s de una treintena de pa铆ses, fue contundente, sobre todo para subrayar que tenemos que ser proactivos en la prevenci贸n, en lugar de limitarnos a responder 煤nicamente; no en vano, los debates se centraron en las tendencias y lecciones aprendidas en la lucha contra la radicalizaci贸n y el extremismo violento que conduce al terrorismo, el uso de Internet con fines terroristas, la respuesta del sistema de justicia penal, la rehabilitaci贸n y la reinserci贸n de los delincuentes extremistas violentos, y el fen贸meno de los terroristas, act煤en solos o en peque帽as celdas.
Sea como fuere, la misma sociedad civil ha de implicarse en el fortalecimiento de las acciones contra el extremismo violento, ayudando a identificar los riesgos con propuestas para el sosiego, con programas de rehabilitaci贸n y reinserci贸n, junto con otras 谩reas como la aplicaci贸n efectiva de la ley en virtud del derecho internacional, el control de fronteras y el respeto de los derechos humanos. Es verdad que el terrorismo est谩 ah铆 como amenaza, pero tambi茅n la esclavitud es un drama injertado en la sociedad del planeta que, a veces, se nos pasa desapercibida. Basta recordar la trata de personas, el comercio de ni帽os o el mismo comercio del sexo.
La explotaci贸n de los seres humanos est谩, frecuentemente, en nuestra misma maquinaria productiva, o en el propio trabajo forzado, impidi茅ndonos so帽ar y hasta volar, porque suele cerrarnos el futuro. Sostenidos por los derechos humanos y nuestros valores humanos compartidos, todos podemos y debemos levantar el estandarte de la dignidad, el esfuerzo mancomunado, la visi贸n liberadora que nos permita romper cadenas. Para desgracia de todos, la pr谩ctica de la esclavitud, como la siembra del terror, suelen buscar justificaci贸n de sus barbaries con fundamentos filantr贸picos o religiosos.
La lecci贸n 煤ltima es que necesitamos armonizar el mundo, y para ello, es vital la mutua confianza de los pueblos, el mutuo acuerdo entre su ciudadan铆a, el respeto por todo ser humano.
De una vez por todas, hemos de renunciar a las armas para caminar al encuentro de unos y de otros, con el di谩logo como premisa entre las diversas culturas y las civilizaciones, con la mano tendida como reconciliaci贸n, con el deseo de paz sobre todo lo dem谩s. Se precisa un cambio de lenguaje, una nueva manera de entenderse que camine por encima del odio y la venganza. Hace tiempo que la sociedad se apoya en la raz贸n de la fuerza, en vez de utilizar la fuerza de la comprensi贸n. Cuando falla esa apertura humana todo se vuelve inhumano, habitu谩ndonos al sufrimiento del otro, cerr谩ndonos en nuestras miserias, contradiciendo nuestro propio esp铆ritu solidario. Por tanto, urge, la necesidad de avivar valores tan b谩sicos como el de donarse o el de servir a los m谩s indefensos, en lugar de explotarlos o de servirse de su vulnerabilidad.
El progreso de unos no puede ser un obst谩culo para otros. Es hora de cambiar de idearios, y poner en el centro de nuestras vidas, una educaci贸n arm贸nica con el ser humano, que no considere al pr贸jimo como alguien extra帽o, sino como alguien pr贸ximo y, desde luego, no como un enemigo o un adversario al que tenemos que pisar y destruir. De lo contrario, sembrar terror o servidumbre ser谩 f谩cil, gracias a la avanzada tecnolog铆a que facilita mucho la comunicaci贸n para captar personas, adoctrinarlas en la dependencia, o adquirir armas baratas.
Asimismo, ante esta mundializaci贸n del terror y la esclavitud, considero m谩s que necesario la creaci贸n de un tribunal internacional para que pueda juzgar a estos grupos opresores, ya sean terroristas organizados, fundamentalmente criminales, o dominadores sin escr煤pulos, que podr铆an tener alg煤n refugio en alg煤n pa铆s, y disuadir de este modo la pena, con lo que ello supone de incumplimiento, dejadez y permisividad. Los esfuerzos para frustrar actividades terroristas, o de abuso, y para llevar a los responsables ante la justicia es, a mi juicio, algo de suma importancia, pero pienso que ha de hacerse con el consentimiento internacional.
Cualquier amenaza global, como esta plantaci贸n de terror acrecentado en los 煤ltimos tiempos por doquier lugar, o este vivero de dominadores que esclavizan, precisan de respuestas conjuntas e inmediatas, de normativas internacionales para que estos sujetos, tan destructores como ruines, sean llevados ante la justicia, en el contexto ya no solo de los casos relacionados con estas amenazas, espec铆ficamente tambi茅n por las cuestiones relacionadas con el blanqueo de dinero y su financiaci贸n. Est谩 visto que el terror frena cualquier desarrollo e impide la evoluci贸n de los pueblos hacia un mayor bienestar.
Adem谩s, con el terrorismo, aparte de causar dolor, devastaci贸n y muerte, bloquea el di谩logo entre las naciones, desviando los recursos, que son de toda la ciudadan铆a, para financiar sus propios fanatismos y adoctrinamientos. Igualmente acontece, con el flagelo de la esclavitud contempor谩nea, para derrotarla se necesita una movilizaci贸n de conciencia, y entonces, s铆 que se globalizar铆a el mundo, pero como familia humana, con aut茅ntico v铆nculo de fraternidad. Que es lo que nos hace falta.
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