El autor de Cien años de soledad se hallaba sentado al lado de Fidel Castro en la tribuna de honor. ¿SerÃa posible obtener una entrevista? Todos buscábamos la exclusiva. Todos (es decir, Gilberto Hume, camarógrafo de Canal 9, yo y unos 700 periodistas). Intentar el conducto regular era inconveniente. Peritos en tales lides vaticinaban, como mÃnimo, una espera de tres años; intentar abordarlo, menos aún. Un cordón de agentes de seguridad bloqueaba el paso. Sin embargo, intuimos una vÃa. De vez en cuando GarcÃa Márquez echaba miradas a la galerÃa destinada a la prensa extranjera.
En nuestro segundo envÃo las cosas salieron mejor. El papelito iba cerrado, y nos atrevimos a escribir por fuera "Para el compañero GarcÃa Márquez. Mensaje urgente", confiando en que la palabra "compañero" le diera cierto tono oficial. A pesar de su lento despegue y su marcha laboriosa, logramos una honrosa posición, pues salimos de carrera (merced a otro miembro de protocolo) bastante cerca de nuestro objetivo, apenas a cinco metros del novelista.
No voy a detallar el abatimiento y la desazón de aquel momento. Deben imaginar, eso sÃ, que el alivio tardó en llegar. Se precisaron dos dÃas con sendos daiquiris y mojitos, noches de cabaret y langostas a los trece minutos. (La hospitalidad cubana, para los invitados, es irreprochable.) Y digamos, en fin, que nos restablecimos. La esperanza asomó con empecinada luz.
No ocurre mucho en ese sentido. Usted, creo, me habla de mi imagen, o de la imagen que tengo de mà mismo como escritor. Y cuando yo enfrento una nueva obra no estoy pensando en eso. Pienso, en cambio, en mi proyecto literario, un proyecto que tengo desde que decidà ser escritor y que espero poder cumplir antes de mi muerte; pienso en seguir escribiendo y en procurar siempre que el libro que ahora escribo sea de alguna manera mejor al anterior. Esto es algo que vengo cumpliendo con un gran rigor, una gran disciplina y mucha suerte. Aunque desde otro punto de vista, por supuesto, tengo presente mi imagen pública; es más, resulta inevitable: mi fama me obliga a veces al extremo de llevar una vida clandestina. Ahora mismo, en vez de estar subido en esa tribuna, de donde me acaba de sacar, lo que quisiera es confundirme con todo el mundo. No es posible; yo me bajo dos metros e inmediatamente vienen los que se quieren tomar las fotos, los que solicitan entrevistas, los que piden autógrafos. Eso es una desgracia...
¿Es la novela de amor que se comenta en las gacetillas?
SÃ, la novela de amor. Se llamará El amor en los tiempos del cólera. Yo esperaba que fuera una novela de cuatrocientas páginas, pero salieron quinientas cuarenta; asà que me puse a leerla, intentando quitarle por lo menos unas cuarenta, y ya va en seiscientas.
¿Tiene esta novela, como las otras, un fondo autobiográfico?
El factor auto biográfico, en todo novelista, es insoslayable. Uno siempre está contando su vida, las cosas que le pasan. Pero sucede, y eso se advierte más en los escritores, que los hombres tenemos una personalidad dividida. Figuran aspectos masculinos y femeninos, bondadosos y malvados, valientes y cobardes, y todo asoma en los personajes. Cada personaje tiene algo, un Contorno o un destello, de eso que es lo único que cabalmente podemos conocer: nosotros mismos. Quien diga que conoce al ser humano no está diciendo la verdad o se equivoca. Apenas es posible conocerse a uno mismo y eso todavÃa es difÃcil.
Hay varias supersticiones que invento, pero las invento con sus conjuros; supersticiones y conjuros, en mi caso, siempre van juntos. Y además, están las otras, las que ya estaban inventadas, aunque no son las comunes y corrientes. Rara vez me afecta, por mencionar las más conocidas, pasar por debajo de una escalera, o el número trece o los gatos negros. Todas esas cosas, por lo general, son importaciones norteamericanas.
¿Sus supersticiones son sólo de origen caribeño?
Casi siempre.
¿Y de dónde sacó eso de que hacer el amor con las medias puestas trae mala suerte?
Lo peor, para un escritor, es dejar de escribir. Eso no lo harÃa.
Fernando Ampuero (1949). Escritor y periodista peruano.
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresÃa Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del dÃa en PDF descargable.
- FotografÃas en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.