Domingo 22 de noviembre de 2015
ver hoy
Desde que empecé a leer libros de terror, no podÃa conciliar el sueño ni vivir tranquilo; tenÃa la mente poblada de voces de ultratumba y el cuerpo habitado por el espÃritu de quienes encontraron una muerte atroz en circunstancias inverosÃmiles. Asà pasaba los dÃas, sentado en la mecedora de mimbre que habÃa en la última habitación de la casa, hasta que una noche, mientras el cielo se rompÃa en relámpagos y aguacero, y yo leÃa un episodio en el que iba a consumarse un nuevo crimen, sentà una mano ruda sobre el hombro, volvà la cabeza con vértigo y me enfrenté a la mirada frÃa de un monstruo que, con un enorme machete en la mano, me partió el cuerpo de un solo tajo.
VÃctor Montoya en: Micro relatos