Sábado 21 de noviembre de 2015

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El cartílago articular es un tejido con la capacidad de aguantar grandes presiones sin romperse ni aplastarse. Este tiene una función muy delicada y especial, ya que es una capa brillante y lisa que rodea la articulación de la rodilla y permite que esta pueda moverse entre un hueso y otro con suavidad y ligereza. Además, el cartílago articular está dotado de capacidad para soportar presión, elasticidad y suavidad.
Cuando el cartílago comienza a perder sus facultades y se deteriora empieza a desarrollarse la comúnmente conocida enfermedad de la artrosis. Una de las características principales por las que se defina la artrosis es porque el tejido ya no es capaz de soportar la presión tan bien, por eso nos duelen las rodillas cuando permanecemos un largo rato en pie. También el tejido se va agrietando y rompiendo, en algunos casos dejando al descubierto el hueso que cubría, por eso al caminar nos molestan las rodillas, porque los huesos no se encuentran lubricados y chocan entre sí, su juego ya no es como era antes. Lo que antes era suavidad al movimiento, ha pasado a ser roce y rigidez con la llegada de la artrosis.