La adicción es una enfermedad tratable y la recuperación posible, siempre y cuando la persona adicta ponga de su parte. No es un tratamiento sencillo, y mucho menos de reconocer cuando se está inmerso en ese mundo.
Muchas veces la persona drogodependiente piensa que puede dejar la adicción en el momento que se lo plantee, ese concepto mal entendido de autosuficiencia lo llevará al error de seguir consumiendo la droga. La realidad demuestra que sin la firme decisión del sujeto y sin el apoyo de la familia o la pareja no es nada fácil conseguirlo.
Hogares destruidos, relaciones de pareja terminadas, familias disfuncionales, niños temerosos, violencia permanente, son algunas de las consecuencias cuando uno de los miembros de la familia ha caÃdo en las drogas. Estas personas se ven envueltas en agresiones y conflictos con su entorno. A medida que la dependencia se incrementa, resulta un martirio para su cÃrculo afectivo, las relaciones Ãntimas pueden arruinarse y hasta perder las amistades.
El adicto perderá la noción de las cosas, vivirá un mundo irreal donde sus problemas tratará de solucionarlos recurriendo a las drogas, sea para evadirlos o sumergirse cada vez más en un mundo del que ya no se puede salir.
Los miembros de la familia tendrán sentimientos encontrados al tratar de negar u ocultar el problema producido por la droga en un ser querido. El encubrimiento se dará cuando un miembro de la familia rescate al adicto o le ayude en la obtención de la droga. La pareja tratará de ocultar a los hijos esta adicción del cónyuge a las drogas.
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