Jueves 19 de noviembre de 2015
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El jurado para el concurso de cuento "Franz Tamayo", acaba de revelar que el ganador es un estudiante de letras en la UMSA. Superó el novato cuentista a más 90 aspirantes al premio cuyo monto - digamos de paso - es una pigricia comparado con el fajo de cien mil de los verdes en Colombia, en el concurso que lleva el nombre de Gabo.
�ltimamente, los más jóvenes se llevan la flor. ¡Excelente! Tal vez por ahà nos encontramos con un gran poeta o un gran narrador que nos hace falta. La obra primigenia suele ser premonitoria. Las más egregias plumas saben revelar su talento potencial desde temprano, y luego se disparan hacia la notoriedad consagratoria. Asà Lucila Godoy y Neftalà Reyes, léase Gabriela Mistral y Pablo Neruda, con Sonetos de la muerte y Veinte poemas de amor, respectivamente. Otro tanto, César Vallejo con Los heraldos negros. Para no citar sino los nombres que se nos viene de pronto a la memoria.
Ellos son poetas. Se dice del cuento que es en la narración lo que es el soneto en la poesÃa versificada, sólo 14 versos. La brevedad es una de sus caracterÃsticas principales. Aunque hay concurso de cuentos largos, con una extensión mÃnima 15 paginas. Pero el requisito acreditado universalmente es contar bien en pocas palabras, sin ripios ni preámbulos. Augusto Monterroso es el campeón de la brevedad: "Cuando despertó, el dinosaurio todavÃa estaba allÃ". Nuestros cuentistas no se parecen mucho a él.
Ser juez en cualquier cosa es siempre una tarea difÃcil. Requiere, además de buena fe, conocimiento técnico de la materia en cuestión. Tratándose de arte, es más delicada todavÃa. No se sabe nada sobre los métodos y criterios que utilizan los jurados; sus actas son siempre escuetas, con dos o tres apuntes ambiguos como fundamento de su decisión. Se puede elegir al mejor del grupo concursante o utilizar algún patrón cualitativo como modelo referencial o dispararse por donde sea. En todo caso, es el resultado de una comparación. ¿Cómo toman sus decisiones nuestros jurados?