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Domingo 08 de noviembre de 2015

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Cultural El Duende

Piratería a conciencia

08 nov 2015

Gladys Dávalos

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Según el artículo del Reglamento de la Ley de Derecho de Autor, "en toda utilización de una obra, incluso en aquellas en que no existe lucro, el responsable de dicha utilización tiene la obligación de mencionar al autor o autores o sus seudónimos, y el título de la misma".

A mi juicio, este artículo es uno de los más importantes, por los siguientes aspectos que voy a tratar de ilustrar de la mano de algunos ejemplos y de la experiencia como escritora. Esta experiencia, que en general puedo calificar de exitosa y muy gratificante, ha sido enturbiada en algunas ocasiones por sorpresas desagradables y verdaderamente desconcertantes. Y he aquí lo paradójico: mientras más exitoso el escritor, o mejor digamos, creador, puesto que también puede tratarse de un músico, pintor, escultor, etc., más imitado, más copiado, más plagiado y pirateado va a ser en el transcurso de su vida o posteriormente.

Paradójico, digo, porque uno debería sentirse de cierta forma un poco halagado de ser copiado o plagiado, porque esto muestra muy claramente que está escribiendo (o componiendo o pintando) con el sentir de los demás, con palabras o elementos que también hubieran podido expresar aquello que está ardiendo en sus corazones. No obstante, ese talento no es otorgado a todos. Por alguna razón, la naturaleza nos provee a cada uno con un talento muy especial y único y nos permite expresar de manera bella o mejor, tal vez, aquello que algún otro también siente, pero no puede poner en palabras, colores o sonidos.

Y cuando ya está hecho "hechito", diríamos mejor, ese alguien se siente tan identificado con lo creado que piensa para sí mismo: Pero si era/es exactamente lo que yo quería decir / escribir / componer�, etc. Su identificación por esa línea, ese verso, ese párrafo, esa nota, llega a ser tan grande que no tiene el menor reparo en copiarlo entero y presentarlo como algo suyo. Y no se crea que esto es ocurre solamente a los autores jóvenes en búsqueda de paradigmas, de un camino, de un estilo, de una identidad, no.

Esto les ocurre inclusive a los considerados grandes y famosos autores. La razón principal por la que yo dejé de leer abruptamente a una escritora chilena de renombre, por ejemplo, fue porque descubrí sin querer, de manera absolutamente accidental, la copia de una línea de "Cien años de soledad" en una de sus novelas. Mi decepción fue tan grande que nunca más leí uno de sus libros.

Ignoro si el plagio menor de esta escritora fue hecho "a conciencia" es decir, a sabiendas de que estaba cometiendo un pecado ético/moral, porque de eso se trata. Es fácil imaginarse que sí� pero obviamente, a una personalidad como ella, hay que otorgarle el beneficio de la duda. Aunque "a conciencia" no quiere decir "a sabiendas", sino más bien "concienzudamente", algo "hecho con solidez, sin fraude ni engaño" (DRAE).

Sin necesidad de ser tan famosos, en innumerables casos, ni siquiera conocidos, en Bolivia se realiza "piratería a conciencia", es decir "concienzudamente", dando la impresión de que lo único "hecho con solidez" por los bolivianos, o sea, bien hecho, sería el copiar o plagiar. Y esto sin el menor, sin el más mínimo rubor de mejillas ni remordimientos de conciencia, además.

En cuántas ocasiones las personas que han cometido esta atrocidad, han venido y me lo han comentado sin el menor desparpajo. Sin ir lejos, voy a mencionar el caso de una amiga, cuyo hijo necesitaba material poético para el colegio. Esta me dice un día que nos encontramos casualmente en la calle:

"Te comento que hace unas semanas el profesor de lenguaje les ha pedido a los del curso de mi hijo unos poemas. Yo sólo conozco los tuyos� ¿Te acuerdas del librito que le regalaste en su cumpleaños? Pues nos ha servido de hartooo� tres poemas tuyos los ha copiado de pe a pa".

Yo, boquiabierta, anonadada, apenas logro un "¡Ah! ¿Sí?" Y la madre continúa: "Sí, pues, obvio que se ha sacado la mejor nota". Y si alguien aquí presente cree que la "amiga" va a decir siquiera "gracias", quedará igual de desilusionado y muda como yo, después de que la madre me contó esto.

¿Qué se hace en estos casos? ¿Prevé la ley algún no vamos a decir "castigo", sino más bien una amonestación, o algo por el estilo? ¿Es que un creador, que en este caso también está jugando el rol de amigo de esta persona o familia, va a perder la amistad de esta persona y enjuiciarla por el delito cometido? Lo más seguro es que no hará nada, se tragará la amarga píldora, como yo y otros colegas escritores hemos tenido que hacerlo, no una, sino varias veces.

Encuentro que lo único que queda entonces es ir al meollo del asunto, a la causa del problema, y me gustaría poner en la mesa de discusión y escuchar en esta oportunidad, una serie de forma: sugerencias y posibilidades de cómo erradicar un problema conciencial como este y otros que incluyen el extremo de copiar libros enteros en la población. A mi modo de ver, la ley no basta, y personalmente no me es suficiente. No evita el problema del plagio en menor o mayor grado, no lo erradica. La gente va a seguir copiando, plagiando, robando líneas, párrafos, ideas, versos, textos enteros.

Es difícil definir lo que es la conciencia, en aymara, la palabra "chuyma" figurativamente significa "corazón" pero también es el "alma", la "potencia del alma", es decir la "conciencia". "Lloqo" también significa "corazón", pero se refiere al órgano biológico. Quiero mostrar de esta manera que todos los pueblos y civilizaciones, en su momento se ocuparon de este tema.

Pero ¿qué es la conciencia? Según el Diccionario de la Real Academia Española, la "conciencia" viene del latín "conscientia" y es "la propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta." Otra definición es "Conocimiento interior del bien que debemos hacer y del mal que debemos evitar" o bien "el conocimiento exacto y reflexivo de las cosas" (en el mismo diccionario).

Por una iniciativa que merece todo elogio y aplausos, "Fundarte" ha organizado la visita de escritores nacionales a los colegios de la ciudad, de El Alto y de las villas, programa que se viene desarrollando con éxito. Tanto profesores como alumnos están muy felices de conocer personalmente a los escritores. Tal vez, y esto es una seria sugerencia, cada vez que se realice una visita, los escritores participantes podrían también hablar un poco del tema de la conciencia relacionado con el plagio, las fotocopias de las obras, etc., o proponerlo como tema de discusión en la clase.

A mi juicio, no solamente ayudaría en el asunto que nos mueve hoy día, sino también en el resto de las acciones de sus vidas.

Para finalizar, debo decir que es de esperar que, con el tiempo, se vaya creando y desarrollando una conciencia ética. Me parece harto necesario enseñar a la gente, a los chicos, a los universitarios, que reconozcan con hidalguía que les ha gustado lo que han leído, y que aprendan a manifestarlo abiertamente, incluso a manera de estímulo para el creador. Sería bueno que aprendan a reconocer honestamente lo que otros han creado: es esta una actitud de honestidad el reconocer y apreciar lo que otros han hecho y lo que tiene que hacerse a conciencia, consciente y concienzudamente, e indicarles asimismo que no vale la pena autoengañarse, porque tarde o temprano la piratería y los plagios se descubren.

Gladys Dávalos Arce. Oruro, 1950 - La Paz, 2012. Escritora, poeta. Académica de la Lengua.

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