Asà lo hizo. El hombre se despidió de sus familiares y al dÃa siguiente ya estaba disfrutando del clima y del paisaje del subtrópico.
Desde ese dÃa el enfermo dirigÃa sus pasos hacia los senderos de la verde montaña, ubicado a algunos kilómetros del poblado provincial.
Visitó naranjales, cocales, cafetales, platanales e innumerables jardines naturales. Se refrescó en las tranquilas y mansas aguas de los arroyos. Se alimentó de fruta silvestre.
Pero un dÃa no retornó del paseo y los vecinos del pueblo salieron en su busca. Recorrieron todos los lugares donde era visto frecuentemente por los campesinos.
Todo un dÃa duró la búsqueda hasta que la gente decidió suspenderla.
A la siguiente aurora, los vecinos salieron nuevamente. Pero todo fue en vano.
Cuando retornaban entristecidos al poblado, todos observaron el vuelo de una mariposa de hermosÃsimos colores. A una altura inalcanzable para los lugareños y moviendo ágilmente sus alas, ostentó orgullosa su cromatismo y belleza. Se elevó a grande altura y descendió zigzagueante.
Voló sobre un riachuelo de cristalinas aguas. Abrió totalmente sus alas y dejándose llevar por el suave viento, se alejó del grupo de sorprendidos vecinos. Y mientras el lepidóptero volaba sobre el verde paisaje yungueño, uno de los hombres habló al otro en voz alta:
La Paz, 1944. Dibujante, periodista y caricaturista.
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