Una organización que sale a la palestra pública en defensa de los contribuyentes formales al Servicio de Impuestos Nacionales (SIN), devela una serie de graves contradicciones en lo que corresponde a las tareas de la entidad recaudadora que actúa de manera inequitativa con quienes cumplen con el pago de impuestos y que por mÃnimos errores sufre drásticas sanciones, pero al mismo tiempo permite la vigencia de un enorme contingente evasor, que trabaja en la informalidad y elude las responsabilidades tributarias.
Se reitera un hecho ya conocido pero que con mÃnimas variantes persiste en el sistema de impuestos con algo más del 20 por ciento de contribuyentes que están legalmente inscritos en el SIN y pagan "sagradamente" sus impuestos, mientras un 80 por ciento de comerciantes ilegales no lo hacen y por lo mismo están exentos del pago impositivo y de sufrir las fuertes sanciones del organismo recaudador.
La Confederación de Contribuyentes reclamantes, señala que el SIN "está estrangulando al sector legalmente establecido, ocasionando que algunos comerciantes opten por abandonar esa condición y alinearse en la informalidad en un sistema permitido y admitido, que no contribuye al fisco en absoluto".
Se menciona una serie de hechos que son preocupantes, pues se trata de sanciones que perjudican, alteran y causan serios problemas a los tributantes que eventualmente cometen errores en el manejo de sus documentos o no emiten una nota fiscal generalmente de bajo monto, frente a la multa y la clausura de los negocios, cuando "delante de esos negocios legales y sancionados pululan los comerciantes informales que no tienen obligaciones fiscales y menos deberes formales.
La diferencia de marcada inequidad surge a la vista cuando el SIN es severo con sus pocos contribuyentes a los que "hostiga, persigue y procesa" descuidando la aplicación de una reforma tributaria que incorpore al 80 por ciento de evasores al registro de contribuyentes, pues se trata de que todos los bolivianos aporten al fisco de acuerdo a sus operaciones legales y regulares, lo que permitirÃa de manera efectiva incrementar las recaudaciones, pero de manera generalizada y no sólo como responsabilidad del menor contingente de comerciantes legales.
Lo malo del asunto es que además de no pagar impuestos, los informales se benefician de los recursos que aportan los formales y que se traducen en costos de mantenimiento de servicios públicos, proyectos sociales y otros, que en realidad deberÃan ser soportados por un mayor universo de contribuyentes.
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