Mucho se habló de recuperar de manos privadas y extranjeras, la estratégica Empresa Nacional de Ferrocarriles conocida como Enfe y que recientemente pasó a propiedad de un emprendedor capitalista, paraguayo de nacimiento y máximo ejecutivo del consorcio Corimón que tiene importantes inversiones en América Latina en los rubros financieros, de la industria, comercio y medios de comunicación, como La Razón y Extra de nuestro país.
Se trata de Carlos Gill que adquirió no hace mucho la Empresa Ferroviaria Andina que estaba en manos del grupo chileno Cruz Blanca que cedió todo su patrimonio al emprendedor Gill, además de tener también el control general de la Red Ferroviaria del Oriente con fines de promover la integración ferroviaria de Bolivia.
Si la idea del nuevo dueño de los trenes bolivianos es la de unir los servicios y anular la segmentación que aún persiste, el proyecto indudablemente tendrá su repercusión en las alternativas que han sido planteadas y reclamadas de manera permanente desde instituciones cívicas y laborales especialmente de Oruro, para que recuperando el Gobierno el sistema ferroviario se proceda a incentivar la estrategia de unir las redes del occidente (ahora red andina) y la del oriente, favoreciendo un movimiento gigante de carga, pero además de complementación del servicio de pasajeros, que fueron cortados en la red del occidente.
Por lo menos de momento no se habla del cambio de dueño del ferrocarril boliviano, otro privado, aunque ya no precisamente chileno, un hecho que causaba mucha preocupación en el ámbito nacional, tomando en cuenta que notoriamente se "descalificó" el crecimiento de la red en la zona occidental, liquidando los servicios entre Oruro- Cochabamba y viceversa, que además debió ampliarse hace mucho tiempo atrás en un corto tramo para unir los servicios del altiplano y el oriente. Con el argumento de una competencia difícil de neutralizar, debido al crecimiento del transporte automotor, también se corto los servicios entre Oruro y La Paz de ida y vuelta.
La integración de las dos redes ferroviarias no fue interés en la estrategia de crecimiento de servicios de los anteriores administradores del ferrocarril y en ese sentido muchas poblaciones entre el altiplano y el valle prácticamente fueron liquidadas en su movimiento económico, lo mismo que disminuyeron los beneficios sociales para pobladores de estaciones en las rutas hacia Villazón para conectar con Argentina o las del tramo Oruro - Antofagasta para ingresar a Chile.
Según el nuevo dueño de los trenes bolivianos se buscará incrementar la capacidad de carga en las dos redes actualmente activas, aunque Carlos Gill reconoce que la red oriental generó en los últimos cinco años, inversiones mayores a los 100 millones de dólares, con lo que se compraron locomotoras y vagones, para incrementar el volumen de la carga transportada.
No se menciona mucho el caso de la red occidental, aunque existe la intención de mejorar la capacidad de transporte del ferrocarril andino en un lapso de los próximos tres años, añadiendo el movimiento de carga como urea, cemento y combustibles. El tema central, con mayor impulso financiero parece ser el movimiento de carga, en tanto que la recuperación del sentido social de la existencia de los trenes a favor de las personas, sigue como incógnita del nuevo emprendimiento ferroviario.
No escapa al criterio del empresario paraguayo la importancia del proyecto del ferrocarril bioceánico entre un puerto brasileño en el Atlántico y el de Ilo en el Perú en el océano Pacífico. Lo importante será que Bolivia sea parte de la ruta y Oruro su centro ferroviario.
Fuente: La Patria
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.