Cuatrocientos nueve años de la Fundación de la Real Villa de San Felipe de Austria, es realmente un tiempo inimaginable en función de espacio, pero que se mantiene en el recuerdo de los orureños en las generaciones que avanzan como el inicio de una historia imborrable que selló el destino de una población minera en el devenir del tiempo y que dos siglos después se consolida como parte importante de una nueva nación.
Los datos históricos obtenidos por destacados escritores e historiadores de la tierra orureña, nos permiten visualizar con nítida aproximación a los hechos reales, lo que aconteció el miércoles 1º de Noviembre de 1606, en la denomina Plaza Mayor, donde se produjo un solemne acto en el que se dio paso a la fundación de la Real Villa de San Felipe de Austria.
Según los datos de los escritores, transcurrió más de año y medio en trámites que efectuó un "oidor" , antes de que la Corona de España definiera fundar otra villa de su dependencia, donde ya estaban asentados muchos de sus seguidores que llegaron a lo que se conocía como San Miguel de Oruro y que tenía una sobrada importancia por su riqueza minera, que entonces era también explotada por los naturales de la región.
La riqueza minera del villorrio llamó la atención de los visitantes, alentó su codicia por la extracción del valioso mineral y su traslado hacia el otro confín del mundo para beneficio de la Corona y para quienes ganaban en el terreno los diezmos remitidos de la realeza, desde donde se apresuró la "posesión legal" de los terrenos saturados de plata a flor de tierra.
El acto de fundación fue pregonado el 29 de octubre de 1606, anunciando el 1ro de noviembre como día de la fundación, era Día de Todos los Santos y el acto se instruyó para la hora en que el sol esté en su punto más alto, el mediodía.
Se cumplió un acto religioso, al que asistieron los dueños de las minas, el vecindario, los centenares de mineros y los pocos visitantes que pasaban a ser los representantes de la Corona en nuestro territorio. Don Manuel de Castro y Padilla con la cruz en la diestra y señalando la horca para colgar a los herejes y desleales, hizo la fundación de la Real Villa de San Felipe de Austria, hoy Oruro. Luego del juramento de rigor, ayudantes españoles entregaron al fundador un flamante estandarte de color damasco carmesí, colores de la realeza hispana que fue plantado en el mismo centro de la plaza mayor, tomando posesión de la villa y poniéndola bajo la corona real en señal de obediencia y vasallaje.
Esos son parte de los hechos que se mantienen vívidos en una historia que nos muestra dos cosas interesantes, la condición minera de nuestra región, su codiciada riqueza, la explotación de sus minas y el enorme aporte obligado a favor de la realeza española. La otra es el legado de la misma situación de vasallaje que nos deja la bandera carmesí, que fue símbolo de la ocupación de los visitantes y que por esas cosas del destino, sigue siendo emblema de los orureños.
El acto histórico fue un hecho que dio vida a nuestra comunidad organizada y aunque con un planteamiento interpretativo de esa época permitió el avance de corrientes liberadoras en un nuevo tiempo buscando las condiciones más apropiadas que fortalezcan la conciencia renovadora para despojarnos de miramientos e incomprensiones, uniendo esfuerzos, capacidad y voluntad en pos de restablecer en nuestro Oruro querido su condición de serena tierra de pujanza y riqueza.
Fuente: La Patria
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