Anteriormente en mi artículo "El Supremo Destino de Bolivia" hablé de una espera activa y creadora del mar, permítase esta vez a este humilde ciudadano, explicar esto y atreverse a hablar en nombre de la juventud, pero de la juventud inconforme con el actual destino de Bolivia, de la juventud llamada desde la niñez y aún desde el vientre mismo de nuestra madre, a desafiar a ese destino adverso que la acosa, de la juventud forjada y templada en el yunque del más puro y sincero patriotismo, que aunque no parezca, aún existe entre los hijos de Bolivia, la que no puede dejar pasar los años en una vida sin sentido, porque si vale la pena dejar la vida por algo, ese algo es, el fuego sagrado y el supremo ideal de recuperar lo que un día fue nuestro, la memoria genética grabada dolorosamente en nuestras almas, nos manda a no permanecer inactivos, pasivos ante el sufrimiento de nuestro pueblo, en nombre de esa juventud profundamente consciente de sus deberes como hombres y ciudadanos, como consigna de nacionalidad, sin interés alguno de notoriedad política y hondamente persuadidos de que las cosas no pueden permanecer como en el presente, hablaré ahora sobre la Espera Activa y Creadora del Mar que ya la señaló hace 40 años Fernando Diez de Medina, como camino de honor a los bolivianos.
En ese sentido corresponde decir a la juventud y a las nuevas generaciones de Bolivia que sólo cabe un camino, el de prepararse y esperar, sin melancólicos ruegos en los oídos sordos del usurpador, pero no una espera quieta, inactiva, estéril, por el contrario una espera activa, titánica que derrumbe la anterior debilidad de nuestro pueblo, creemos que el pueblo de Bolivia ha alcanzado ya, ese grado de desarrollo moral y cohesión granítica que tal vez le faltó en 1904, cuando se firmó a punta de cañones el encierro de Bolivia; prueba de ello es pues, el reciente fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya rechazando la excepción de incompetencia planteada por Chile, en el marco de la demanda instaurada por Bolivia, donde a no dudarlo, Chile movilizó todo el peso e influencias de que dispone, pero esta vez vencieron los argumentos jurídicos y la unidad inquebrantable de nuestro pueblo en todos sus segmentos y corrientes políticas e ideológicas, como nunca antes se vio, ello demuestra que el usurpador de 1879 no es el adversario diplomático invencible que temían nuestros padres y abuelos, el naciente peso moral, económico y político de nuestra amada Bolivia comienza, aunque débilmente todavía a hacerse sentir, debemos apuntalar ese resurgimiento nacional, porque dicha sea la verdad a nuestro pueblo, ni Chile ni el mundo nos devolverán salida al mar, ello solo depende de nosotros mismos, en la medida que sepamos organizarnos y crecer en todos los ámbitos, con una férrea disciplina para alcanzar por el propio esfuerzo la jerarquía continental que ha de llevarnos por gravitación hasta nuestras costas recuperadas.
Un paso fundamental ha sido dado, con la total integración de los pueblos indígenas a la vida nacional, como hijos plenos de Bolivia, esto no pudo hacerse durante todo el siglo XX, pero otro paso debe darse, forjando juventudes cultas e inquietas preocupadas de su propia suerte, una economía diversificada e industrializada, es lo que sigue faltando, pues aún estamos encasillados en la economía extractivista de nuestros abundantes recursos naturales. A ello debemos apuntar, podrán pasar 10, 20 o 30 años, nada significan para el supremo objetivo, una vez logrado ese potencial humano, moral, espiritual y económico, Chile se avendrá a escuchar a su víctima del siglo XIX, tengo la seguridad de ello, si hoy aún se atreve a amenazarnos veladamente con las armas que compra gracias al cobre que encontró en nuestro territorio, no podrá hacer lo mismo con la Bolivia de nuestros hijos, debemos seguir el camino que nos conduzca al mar soñado, patriotismo y realismo, porque solo con verdadero trabajo lo lograremos, Bolivia debe crecer por dentro, nunca más la imprevisión e improvisación del pasado.
Una estrategia de esta espera activa debe ser dejar de potenciar la economía chilena y desviar definitivamente toda la carga comercial boliviana hacia puertos peruanos, el Protocolo de Ilo concede facilidades portuarias a Bolivia en ese puerto, el cual se encuentra pendiente de ratificación por el congreso peruano, debe insistirse en ello y fundamentalmente en la ejecución del Megaproyecto del Corredor Ferroviario Interoceánico Central, el gobierno debe hacer todos los esfuerzos para hacer atractivo al Brasil y Perú dicho proyecto, para que pueda concretarse, el que una vez en funcionamiento desviaría definitivamente nuestro comercio internacional de puertos chilenos.
En ese camino los jóvenes debemos actuar más y hablar menos, pero ¿en que consiste esto? se preguntarán algunos, la respuesta en palabras claras, es la siguiente: cada cual al alcanzar su propia superación personal habrá ganado también para la causa de la Patria, los jóvenes no debemos aspirar a ganar un sueldo por hacer nada, debemos aspirar al trabajo duro pero honrado en los campos, en las fábricas en las oficinas, como campesinos, obreros o profesionales, siempre aspirar a más, si soy campesino tratar de que mi cosecha sea mejor y más abundante el próximo año, si soy obrero de una fábrica aumentar la producción y mejorar la calidad del producto, si soy profesional dependiente, aspirar a los asensos, no por compadrerío, la nefasta muñeca partidista o influencias, si no por esfuerzo y capacidad profesional, nunca dejar de estudiar porque nunca se termina de aprender, con la propia superación personal, aportamos al fortalecimiento económico y espiritual de Bolivia, los jóvenes militantes de los partidos políticos deben olvidarse de la lucha por cargos y prebendas de una vez por todas, para ascender a ser una Nación unida, progresista y ordenada.
Bolivia fue infortunada y desdichada en el pasado, porque los bolivianos de otras épocas no fueron previsores, nosotros los jóvenes de esta generación debemos ser la primera que se atreva a desafiar el infortunio y el desorden del pasado, el Mar ha de volver a nosotros, no por súplica o dádiva, volverá por nuestro trabajo sacrificado y estoico que enaltece y dignifica, nosotros debemos retomar la Marcha hacia el Mar, ese es el destino de Bolivia, teniendo como armas el Trabajo disciplinado, la Esperanza de mejores días y la Voluntad para lograrlo; por ello insistimos en que todo esto debe nacer primero a nivel individual en todos los bolivianos y bolivianas, debemos primero reconocer nuestros errores, basta de buscar trabajos fáciles con buenos sueldos y basta de la ley del menor esfuerzo, debemos crear una nueva conciencia nacional de voluntad y sacrificio, a trabajar sin descanso por el mar, de otro modo no seremos dignos de llamarnos bolivianos, la historia y el futuro nos juzgaran severamente si seguimos quietos, una vez más llamo a la juventud boliviana a despertar de su letargo, porque Bolivia, espera mucho de nosotros sus hijos, a los que nos tocó vivir en este siglo XXI, no podemos, no debemos defraudarla.
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