Jorge Ariel Medrano

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

[Pócimas]

Pócimas batracios

sucediéndose

en atroz

anochecida

un bajar un

subir

del carillón

espantable del

dolor

plaquetas quimio

terapia

venas mancilladas

por agentes corrosivos que

tregua no ruegan

(ni

dan).

[María Magdalena en el bar

sin tiempo]

Puedo jurarlo: María Magdalena

ha llegado, llegó durante el día

primo en la mañana, al bar abierto

las veinticuatro horas

(abierto los mil siglos)

donde Gelman, y Edgar, y Francisco y

Joaquín y Celia y Enrique El

Incierto, Ella ya ha

llegado, rojos los sus cabellos

cuando aún era oscuro / y:

revuelta vio la losa del sepulcro.

"Se han llevado al Señor, explicadnos

dónde lo han yacido"

y todos locos extraviadísimos allí

de cuerpos ay presentes

los locos los tontos poetas resurrectos.

María de Magdala ha venido a yantar

con nosotros nos ama

cual inanes ciervos desvalidos

cual mendaces caballeros nos

ama y nos dispensa sus senos de amaranto

sus senos de la leche de las alas de la

oruga del

fervor

sus senos de la leche de fuego.

Trilceana

cuando habrás de elegir:

o la muerte inmoral

o la amada de albor y ajonjolí.

Y que ni jueguen los juegos de antaño:

Sangreseco corpiños culpor

(en placero banco retahíla

de amorosos reproches. Ni entérase la burda

paloma ahíta en su maíz).

Quemadura a la hora

de rendir cuentas a tu fiel

costillar. Cuando estar siendo sin

saberlo y materna ablución

ya no posterga el niñeril reclamo:

Amar a todo viento, a contraalfil

(matando la muerte inmoral)

a tu amada de albor y ajonjolí.

[La mejor estrategia]

La mejor estrategia para

alcanzar

el matiz exactísimo de un deseado color

(me lo confió una tarde aquel pintor

que seducía a la pared

como quien verdece el mar)

es arrojar

sobre el muro con el color antes escogido

una burbuja del inminente y muy

dudoso hasta que

la presunta diferencia sea de una

total invisibilidad.

Así mi amor por vos: no hay quien

lo vea

sobre el fondo de mi constante amor

por vos.

Tal

es su prueba

de verdad.

Amares

Cuesta imaginar dos moscas haciendo el amor.

Esta historia por demás sentimental

-de esas

de llorar-

ocurrió frente a mis pupilas, en

el insolente sol venezolano

cuando el macho Drosophila

melanogaster

("amante del rocío de vientre negro")

el pretencioso mosco del banano

sonó sus alas en un vibrato irresistible,

primero en Do sostenido,

muy luego

en La mayor

y la hembra cayó, hechizada,

en sus brazos

(mejor dicho: en sus sedosas pasas)

Lástima: tal pasión

habría de

durar

sólo dos semanas

(breve

vida

feliz)

El mosco Romeo murió en

el primer acto la mosca

Julieta lo sobrevivió

dolce ragazza innamorata

apenas una hora

Shakespeare, más vacilante aún

que Hamlet,

no se atreve a escribir la tragedia.