Jueves 22 de octubre de 2015
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No es mi intención meterme en el fútbol, pero lo que ocurre con el equipo santo preocupa a todos, mucho más si se trata de un elenco sin alma. Ahí está la cuestión, porque esa actitud pareciera ser el estado de ánimo de los orureños, conforme se aprecia en el interior del país.
Esa contingencia es algo así como un bocinazo de advertencia para lo que pueda suceder en adelante si no nos atrevemos a mostrar la capacidad y fortaleza para emprender una acción decidida en el ideal de hacer de Oruro el baluarte de la nacionalidad con trabajo y desarrollo.
Comenzando del señor Gobernador, hay la obligación de mostrar aptitud para emprender una labor cotidiana que signifique bienestar en todos los ámbitos de la sociedad.
El jefe del órgano comunal, al margen de toda posición personal, tiene el deber de mostrar entereza y firmeza en encaminar obras urbanas de gran aliento y estar preparado para soportar la adversidad.
Los integrantes de la Brigada Parlamentaria deben mostrar entusiasmo incondicional para servir y trabajar en favor de la región sin esperar nada a cambio, para sentirse, después, satisfechos del deber cumplido viendo como avanza el desarrollo departamental.