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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Un pozo llamado Misicuni - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Hay huelgas de hambre, "hasta sus últimas consecuencias", pero no una huelga de sed; eso prueba que la ausencia del líquido elemento es más letal. Y cuando se anuncia una huelga seca, imaginamos una situación lindante con el suicidio. En otras palabras, el organismo parece que tolera más el hambre que la sed.
Los excombatientes del Chaco, aquellos que sobrevivieron a la campaña, recuerdan con más ahincada memoria el acoso implacable de la sed que la presencia del enemigo patapila, bajo un cielo de fuego, sobre la arena calcinada... El actual presidente del Paraguay, Horacio Cartes, en la ceremonia oficial con el mandatario boliviano, recordó aquella contienda como "la guerra de la sed".
En el titular se mencionan dos hechos de distinto orden, pero con cierta semejanza en lo que tienen de común: la obsesión de agua. De tanto que se ha escrito sobre el conflicto del Chaco, el juez supremo e inapelable - el tiempo - destaca como el mayor logro literario el cuento titulado El pozo. Tiene algunas características singulares: el autor, Augusto Céspedes, estuvo en el escenario de la guerra y narra el episodio con una convicción propia:
"El suboficial boliviano Miguel Navajas tiene a su cargo a una compañía de soldados. El agua en el sector escasea cada vez más y Navajas recibe la orden de cavar un pozo en un buraco abandonado. Día tras día la compañía, como hipnotizada, cava un pozo que sobrepasa los 50 metros de profundidad sin hallar agua. Los paraguayos anoticiados de la existencia de un pozo atacan, y los bolivianos lo defienden como si realmente tuviera agua". (Juan Siles Guevara).
Los soldados horadan un túnel vertical de 50 metros; en Cochabamba hay una obsesión de medio siglo por el agua de Misicuni. A diferencia de aquel, que era un pozo de fondo duro y vacío, el otro es un monstruo sin fondo que engulle dólares "sin medida ni clemencia". A 80 años del Chaco, se tiene aquí un anhelo envejecido por el tiempo, con una impresionante y escandalosa orgía de millones. Por la frustración y el desengaño, la similitud metafórica es pues evidente.
No queremos entrar en ese intrincado berenjenal de datos, situaciones y personajes. Pero nos rendimos ante la tentación de repasar algunas frases registradas por la prensa en distintas fechas, desde 1999 a 2015. "¿Qué quieren los cochabambinos, agua o Misicuni? Misicuni, Misicuni? La visión del Banco Mundial no cambia, no es viable por irreal y caro. Sesenta años entre el mito y el desafío. Se incrementó el presupuesto en un 52%. Se cumplen seis meses de paralización de obras. Un consorcio entró al negocio de 84 millones de dólares con un capital de 10.000 bolivianos. Un grupo ficticio construyó 4 años. (¡en dónde no hay fantasmas!). Notifican a implicados en fraude. Más millones y más postergaciones?"
Hace tiempo se decía con ironía que Misicuni se había convertido en asicuni (me río); ahora con toda razón se dice futicuni (me da pena).
(*) Escritor, miembro del PEN Bolivia
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