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Sábado 17 de octubre de 2015

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Revista Tu Espacio

PEDIATRÍA

La fiebre en los bebés y los niños: síntomas y tratamiento

17 oct 2015

Fuente: elbebe.com

La fiebre es una elevación de la temperatura del cuerpo que indica que se han activado mecanismos de defensa del organismo. Cuando aparece, señala que algo no marcha bien. Los bebés y los niños, cuando tienen fiebre, suelen tener la piel muy caliente. Pueden demostrar que están molestos o parecer decaídos. Debemos controlar la temperatura de los pequeños cuando aparecen estos síntomas.

La fiebre es la elevación de la temperatura del cuerpo, por encima de los valores habituales. Si la temperatura del cuerpo está entre 37º y 38º, se suele decir que se tienen "décimas" o también "febrícula".

Entre 38º y 39,9º hablamos de fiebre. Por encima de 40º, de "hipertermia".

En el mismo momento, el termómetro nos puede indicar diferente temperatura en diferentes partes del cuerpo (en la boca o en el recto, suele haber 5 décimas más que en la axila o la ingle).

¿Por qué se produce?

En general, la fiebre indica que se han puesto en marcha procesos defensivos del organismo.

La fiebre no es mala por sí misma. En realidad es un indicador de que "algo ocurre en alguna parte". El termómetro puede mostrar una temperatura algo superior a la normal en situaciones normales como: En distintas fases del sueño, por la noche más que por la mañana, durante la digestión, cuando hace mucho calor, después de una vacuna

La fiebre suele elevarse en caso de infecciones variadas y también en la deshidratación.

¿Cómo se manifiesta?

Los bebés o niños con fiebre suelen tener la piel caliente, sobre todo en la frente y en el tronco. A veces coexiste con pies y manos frías, incluso amoratadas.

Algunos bebés están inquietos cuando tienen fiebre, mientras que otros están más adormilados.

¿Qué tenemos que hacer?

Lo que no conviene hacer:

Abrigar al bebé o niño en exceso.

Obligarle a que coma.

Darle antitérmicos sin comprobar su temperatura.

Suprimir su baño.

Ponerle compresas de alcohol en la frente.

Lo que sí conviene:

Aligerarle de ropa.

Ofrecerle líquidos.

No insistir con la comida. Por ejemplo, los bebés amamantados se refugian en el pecho, en donde obtienen alimento, líquidos, defensas y consuelo. Suelen querer mamar más a menudo que antes.

Darle un baño para relajarle y limpiarle el sudor. Ponerle el termómetro para conocer la temperatura.

Fuente: elbebe.com
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