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Sábado 17 de octubre de 2015

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Revista Tu Espacio

Aceptar la edad

17 oct 2015

Lic. Marcela Patricia Torrico Félix - Exclusivo para Tu espacio

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Decir la edad que uno tiene puede llegar a ser comprometedor para algunas personas, incluso hay algunas que no dicen cuántos años están cumpliendo y llegan a molestarse cuando alguien les pregunta, hoy es un tema que afecta tanto a hombres como a mujeres.

Cuando un niño nace se espera con entusiasmo su primer año y a partir de éste los demás años son esperados, en otras etapas de la vida los jóvenes incluso se aumentan años para aparentar ser mayores, pero en la etapa de la madurez es cuando repentinamente uno empieza a reducir o no querer decir la edad que tiene.

Cada una de las etapas que nos toca vivir deben ser aprovechadas al máximo, así como también aceptar los cambios que uno sufre ya sea en el carácter o como también en el cuerpo, sin embargo para que estos cambios en la madurez sean más llevaderos se puede llevar una vida activa y sana. La edad que uno tiene no se puede cambiar, está fuera de nuestro alcance, nada podemos hacer para frenar, demorar ni acelerar el tiempo, aceptarse a uno mismo con todo lo vivido es uno de los pasos para aceptar los cambios que llegan en la madurez.

Aceptar la edad que uno tiene implica también aceptar la nueva década a la que uno ingresa en la que seguramente el ritmo de vida ya será diferente y con nuevas responsabilidades en comparación a unos años atrás, aceptar la edad que uno tiene depende de cada uno, no es la edad la que define a uno sino la actitud que se tenga hacia la vida. Por ejemplo, hay personas que a los 80 años bailan, hacen deporte, etc. sin embargo algunas personas de 20 años llevan una vida sedentaria no se plantean ni cumplen ningún objetivo que los puede motivar en la vida para superarse.

Aceptar la edad implica aceptar que se ha vivido bien, reconocer lo mucho que se ha aprendido, reconocer también los errores que uno ha cometido y los cuales fueron el incentivo para superarse, pero sobre todo que los años nos hacen ganar experiencia para poder desenvolvernos con mayor soltura y firmeza.

Cuando se llega a término con la edad, se trabaja para que uno se mantenga saludable y joven, no por vanidad ni apego a la juventud, sino para conservar en óptimo estado el templo en el que habita nuestra conciencia y tener una mejor calidad de vida.

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