El incario habÃa extendido su territorio desde Quito hasta Cuzco y de Cuzco al "lago sagrado" de los collas. Pero la belicosidad, el tamaño y el color pálido de esta indómita raza de "chunchos" (los aymaras los llamaron "yurajkaris" u hombres blancos), no tenÃa precedente en la experiencia militar quechua.
Años y miles de efectivos le costó al Inca someter a estas tribus y tal esfuerzo justificó que conservara vivos a los bravos tobas para exhibirlos como trofeo de guerra y exhibir su mÃstica danza como una evocación del temible enemigo que habÃan sido. Los tobas, cautivos, empezaron asà su dramático periplo de las cacerÃas y combates en las selvas a la rutina artÃstico-ritual en la capital del Tahuantinsuyo.
Todo cambió y casi nada cambió en 500 años. Su son de guerra todavÃa es rÃtmico e hipnótico. Inmunes a la fatiga, los "indios" danzantes sostienen armónicamente sus saltos por las tres millas del recorrido del Independence Day Parade, en medio de un trance inducido por las libaciones rituales previas a la puesta en escena.
AhÃ, frente a las monolÃticas estructuras del Museo Smithsoniano y detrás del muro del Trump Hotel, parecen emerger de la historia pugnando con sus saltos y sus gritos por entrar finalmente en el presente.
¡Oferta!
Solicita tu membresÃa Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del dÃa en PDF descargable.
- FotografÃas en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.