�sta fue la meta que se trazó el abogado paraguayo Erwing Augsten, quien indagó en periódicos, revistas y documentos de la dictadura el origen de este número.
"Las autoridades sospechaban que Aranda frecuentaba un cÃrculo de homosexuales. Como pensaban que la homosexualidad era un ´vicio´ aprendido en una especie de ´logias´, todo homosexual podrÃa tener información sobre el crimen. Y empezaron las redadas", contó Augsten. En los dÃas posteriores a la muerte del locutor se sucedieron las detenciones arbitrarias de personas "sospechosas de ser homosexuales", pese a que, como puntualiza Augsten, "ni la homosexualidad ni la sodomÃa estaban penadas durante la dictadura" de Alfredo Stroessner (1954-1989).
En este contexto, el 12 de septiembre apareció publicado en el diario El PaÃs, afÃn a la dictadura, un titular que afirmaba que "108 personas de dudosa conducta moral" estaban siendo interrogadas en una comisarÃa de Asunción.
Cansados del estigma, defensores de los derechos de los homosexuales decidieron retomar el número maldito y apropiarse del insulto para transformarlo en "una forma de orgullo, de visibilidad y de reivindicación de la memoria histórica", afirmó Augsten, quien junto a otros compañeros fundó en Asunción un centro cultural al que bautizaron como Mansión 108.
Fuente: Asunción, (EFE).-
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