Una derrota política táctica que puede constituirse en estratégica
25 sep 2015
Adhemar Ávalos Ortiz
Los referendos realizados en cinco departamentos de Bolivia el pasado 20 de septiembre (La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí y Chuquisaca) se han constituido en un fenómeno político inesperado para el conjunto de los actores políticos del país, más que por la derrota de la línea de aprobación de los estatutos autonómicos, algo en cierto modo esperado, por la magnitud de la votación contraria: en el orden del 57-75% de la población urbana y rural que depositó su voto. Y este resultado no se le puede achacar a una oposición partidaria anémica en el sentido de una propuesta política clara para combatir en todos los terrenos el rumbo de la tendencia totalitaria masista.
Un Estatuto autonómico departamental debe ser elaborado en función de un amplio acuerdo de la sociedad civil por la vía del consenso. Pero lo que hicieron las asambleas departamentales elegidas antidemocráticamente fue copiar en gran parte el contenido de la Constitución boliviana y de la Ley Marco de Autonomías sin aportar ideas que permitan el desarrollo departamental a corto, mediano y largo plazo. Y es de imaginarse lo que puede suceder si se considera que la actual Constitución se caracteriza por graves contradicciones, lo que me llevó en su momento a calificarla de mamotreto por sus serios errores conceptuales. Esto nos conduce a concluir que el verdadero problema no está en el contenido de los estatutos sino en el de la propia Constitución, la que debe ser cambiada de manera radical por sus sesgos e incongruencias.
Y no faltan los que pretenden atrevida y cínicamente desnaturalizar el sentido del pronunciamiento popular que tiene un significado profundo, entre otros el vicepresidente Álvaro García Linera: "La población en estos cinco departamentos prefiere reivindicar y se inclina por la presencia de un Gobierno y de un Estado fuerte y centralizado; el mensaje que ha dado la población es contundente, hay un apego, demanda y una conformidad de la población hacia la vigencia de un Gobierno y un Estado fuerte y centralizado". Es una mentira de alto calibre ya que los bolivianos en los 5 departamentos no se pronunciaron en contra de las autonomías departamentales, sino de su descarada manipulación y tergiversación. Al haber triunfado en muchos eventos electorales, los masistas han creído, muy sueltos de lengua y cuerpo, que el pueblo boliviano está idiotizado políticamente y ya no tiene percepción crítica de lo que pasa en el país.
En muy pocas ocasiones a lo largo de nuestra escabrosa historia el pueblo ha demostrado lucidez política y ésta es una de ellas. Las principales causas de un voto no partidista por el NO son las siguientes:
1. El desconocimiento de la esencia del texto de los estatutos. Muy pocos se pasarían el trabajo de leerlo en su totalidad.
2. La desconfianza en los métodos que se siguieron para su aprobación en la Asamblea Departamental con nula participación ciudadana.
3. La campaña antidemocrática para la re-repostulación de la dupla gobernante por el periodo 2020-2025 y más adelante.
4. La bronca por el curso del proceso de cambio, cada vez más autoritario y antinacional.
Entonces, es evidente que el MAS perdió, que fue derrotado tácticamente (¿acaso no hizo una campaña abierta por el SÍ? Y su derrota puede desembocar en estratégica si no se hace una profunda autocrítica y cambia de rumbo. Y la oposición acobardada por el régimen gobernante muy poco tuvo que ver en la expresión rotunda del pueblo. Fue un acto democrático legítimo y espontáneo de reflexión popular en contra de las arbitrariedades, de los actos de corrupción y de los abusos que se agudizan de día en día. Y en el próximo futuro, probablemente, habrán muchas más sorpresas para la rabia de los que se creen dueños de los destinos del país.
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