Loading...
Invitado


Domingo 20 de septiembre de 2015

Portada Principal
Revista Dominical

Lisímaco Gutiérrez, una zaga de guerreros

20 sep 2015

Lupe Cajías

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Cuando Raúl Castro pisó suelo boliviano en ocasión de la Cumbre G77 + China, el pasado junio, en Santa Cruz de la Sierra, los periodistas olvidaron preguntarle por su nieta que lleva sangre boliviana y que representa un (pen) último eslabón de la familia Gutiérrez, en la línea de los más combativos, los Lisímaco.

La leyenda surge desde el Quito colonial, las haciendas en Cinti, las casas solariegas de La Paz, sigue por las arenas del Chaco, desaparece en los campos de concentración de la dictadura banzerista, renace en el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) en las calles de Santiago y encarna en Gabriela Castro Gutiérrez, joven activista cubana por las diversidades sexuales.

UNA B?SQUEDA

DE QUINCEA?ERA

Este relato comenzó con un recuerdo y un susurro. Una remota tarde cuando los adolescentes de Sopocachi nos enteramos que habían asesinado a Lisímaco Gutiérrez, el "Maco", el papá de Juanita, la linda chilenita que junto a Maite y a Rosemary levantaban suspiros al cruzar la Plaza Abaroa luciendo jeans apretados, poleras veraniegas, melenas al viento y las enormes chuspas de esos años.

Asesinado y desaparecido. Como muchas otras historias clandestinas desde el 21 de agosto de 1971 la realidad se entreveraba con los informes oficiales y las muchas contradicciones. Seguramente el 12 de mayo de 1972- aunque pudo ser el 13- una patrulla detuvo a Maco y a Pedrito Morant- el amigo de mi hermano- cuando intentaban cruzar la frontera para refugiarse en el Chile de Salvador Allende. El parte aseguraba que fueron acribillados en un enfrentamiento, muchos pensaban que les dieron la "ley de fuga", algunos contaron que fueron vistos en calabozos clandestinos en Achocalla, donde fueron torturados hasta la muerte. Sus cuerpos no fueron entregados a las familias y ninguna versión fue plenamente confirmada.

Tres décadas más tarde, me invitaron a una misa para el difunto Maco en la Catedral Metropolitana. Su familiar Mauricio Balcázar Gutiérrez -yerno de Gonzalo Sánchez de Lozada, que antes había apoyado la ubicación del esqueleto de Ernesto Che Guevara y de los últimos guerrilleros de ?ancahuazú- logró finalmente rescatar la osamenta del famoso arquitecto.

La búsqueda es de leyenda y se la cuenta con variados matices. Después de ajusticiarlo, burócratas de la dictadura llevaron el cuerpo al Cementerio General de La Paz para desaparecerlo en una fosa común. Por recovecos inexplicables, un antiguo criado de la familia reconoció al "joven Maco" y aprovechó su nuevo oficio de sepulturero para trasladar los restos a la cripta familiar, mármoles que esconden la historia de una de las estirpes más influyentes de Bolivia.

Junto a cancilleres, obispos y damicelas, Maco quedó ahí hasta bien entrada la época democrática. El mismo hombrecillo misterioso había avisado a los tíos de ese escondite. Sin embargo, al ser una tumba sin nombre, no tenía certificado de defunción ni pruebas de su paso por la vida. Fueron necesarios muchos papeleos para desenterrar su mortaja improvisada.

En la misa estuvieron moros y cristianos pues los Gutiérrez han sembrado hijos en estas tierras desde el siglo XVII como realistas hacendados, liberales ministros, periodistas, escritores, plenipotenciarios y exiliados, comunistas y banqueros.

Juanita acompañó las exequias. Entonces ella era más conocida como la ex esposa del cantautor cubano Silvio Rodríguez en su época más fecunda. Se cuenta que esta boliviana chilena fue la inspiradora de los más sentidos versos de amor que coreamos tantas generaciones. Su hermano Juan Lisímaco vive en Cuba y la menor, Paola, en una reconocida diseñadora gráfica en Chile.

La lápida que recuerda al "Maco", donde yace junto a su amada hermana y combativa comunista, Rosita, es vecina al sepulcro de mi hermano "Huaqui", que tanto lo admiró. Y, para más entuerto, mi oficina queda en la 6 de agosto esquina Lisímaco Gutiérrez que recuerda al padre/abuelo, periodista caído como héroe en la Guerra del Chaco.

LOS GUTI?RREZ

EN BOLIVIA

Fernando Gutiérrez llegó a La Plata desde Quito como hacendado, sus hijos acamparon en los Cinti de viñedos y frutales y más tarde en Tarija. Desde un inicio se emparentaron con los apellidos más aristócratas de Bolivia y aumentaron sus latifundios con cada matrimonio, como los Blackwood que luego serían simplemente los Blacutt, los Sánchez Bustamante, los Sánchez de Lozada, Ormachea, Trigo, Crespo, Iturralde, Roca, Zalles, Ballivián. También desde entonces participaron directamente en puestos públicos como el Estanco de Tabacos y Naipes o como escribanos. Al inicio de la nueva centuria, vísperas de las revueltas independentistas, comenzaron a envolverse con militares y revolucionarios, recoveco que los persiguió doscientos años.

Entre los descendientes están el Presidente José Gutiérrez Guerra, los cancilleres Alberto, Carlos y Darío Gutiérrez Gutiérrez, el canciller Alberto Ostria Gutiérrez igual que su colega Alberto Crespo Gutiérrez, el abogado Heriberto Gutiérrez Gómez, el diplomático Guillermo Gutiérrez Vea Murgía, Monseñor Armando Gutiérrez Granier, hermano del famoso alcalde paceño Juan Luis Gutiérrez Granier, el periodista Alberto Bailey Gutiérrez, el poeta Juan del Granado y sus descendientes. Es una larga lista que ocupa parte de la historia boliviana y llega a todo su territorio, principalmente en este siglo en Santa Cruz de la Sierra.

Según la genealogía preparada por Sergio Gutiérrez Elliot, el primer Lisímaco era el hijo mayor del camargueño José Manuel Gutiérrez Blacut y de la salteña Catalina Gómez de Alvarado. Sus otros hermanos también fueron personajes destacados en la política local. Casó con Andrea Guerra Rind y posteriormente con la otra hermana Juana Guerra. En terceras nupcias casó con María Gutiérrez Granier. Este Lisímaco figura como importante funcionario del Banco Nacional de Bolivia, uno de los más antiguos, en 1872. Lisímaco Gutiérrez Granier fue su noveno hijo.

Este fue abogado, economista, político y participó en las expediciones al Norte paceño hasta el Territorio de Colonias, actual Pando. Casó con su prima Sara Gutiérrez Vea Murgía y tuvieron a Javier Lisímaco, Mary Rose y Magda, nacidos en La Paz. Sin embargo, los Lisímaco son de la misma línea. Lisímaco Gutiérrez Granier murió joven en el Chaco, donde acudió con varios de sus hermanos y primos, tal como en tiempos más calmos asistían a las veladas en honor a los príncipes de la glorieta y a los muchos casorios y bautizos.

JAVIER LISÍMACO

GUTI?RREZ, EL "MACO"

Hay pocas fotos de Javier Lisímaco Gutiérrez Gutiérrez, apodado el "Maco" igual que su padre Lisímaco Gutiérrez Granier y su abuelo Lisímaco Gutiérrez Gómez y su hijo Lisímaco Gutiérrez Fischmann.

Ya cuarentón, destacan sus crespos cabellos peinados hacia atrás como era moda en los 70 y el bigote espeso y mexicanote. Lo recuerdan como un guapo que atraía inmediatamente a las mujeres y con su carisma y su charla también conmovía a los hombres. Había partido de su natal La Paz a Santiago, aún niño, cuando murió su padre en el Chaco y su madre contrajo nuevas nupcias con el agregado militar chileno en Bolivia. Retornó graduado como arquitecto y con fama de moderno estilista. Fueron muchos los alumnos que abrieron los ojos a las nuevas curvas en esas aulas. Actualmente su nombre abre el edificio de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Mayor de San Andrés.

En diciembre pasado, un blog de la Facultad de Arquitectura de Concepción, Chile, lo recordaba como uno de los principales arquitectos que dieron fama a las edificaciones en esa ciudad. Poco después de su matrimonio en 1955, Maco y su esposa Betty Fishmann concluyeron un teatro sindical para los mineros de Lota que se habría de convertir en un emblema de la arquitectura con compromiso social. Pese a no estar concluido por la crisis del carbón, por ese escenario desfilaron personalidades como Violeta Parra o Pablo Neruda. Los proyectos de la pareja alcanzaron fama en sólo tres años y los actuales arquitectos recuerdan a esa generación como la más fecunda. De él escribió su colega Miguel Launer: "su presencia es más actual que nunca y lo será siempre".

Maco combinó su profesión con la línea vanguardista con la militancia más comprometida. Se trasladó a Cuba en 1962 con toda su familia y ahí ayudó a construir conjuntos residenciales, sin dejar de lado la cátedra, como apoyo a la revolución y en reemplazo de los profesionales que abandonaban la isla. Junto a Betty combinaban el arte con la militancia y él optó por la lucha armada.

En 1969 retornó a Bolivia ya decidido al combate. Varios jóvenes chilenos llegaron a Bolivia para apostar por el Ejército de Liberación Nacional, ELN, tanto en la clandestinidad urbana como en la selva de Teoponte con la idea de continuar la guerrilla del "Ché", caído dos años antes. Combinó la militancia subterránea con la enseñanza en la UMSA y apoyó al Plan Regulador de La Paz.

Su figura apareció nítida en los combates en el cerro de Laicakota contra el golpe de Banzer y son muchos los militantes "elenos" que lo recuerdan como un hombre sereno y comprometido, junto a su esposa y los tres pequeños hijos, quienes se acostumbraron a una vida de sobresaltos y de escondites.

Falta espacio en estas páginas para contar las muchas historias que aún se cuentan sobre él y los múltiples recuerdos que quedan entre sus familiares más cercanos. Murió en 1972 a los 42 años, su esposa regresó con los chicos a Santiago hasta que el golpe de Augusto Pinochet en 1973 la obligó a salir con la protección de la Iglesia hasta Holanda. La familia quiso vivir en Cuba y hoy vive nuevamente en Santiago.

JUAN LISÍMACO

GUTI?RREZ FISCHMANN

El último "Lisímaco" también apodado "Maco" nació el 28 de diciembre de 1957 en Santiago de Chile, cuando su padre tenía 27 años y empezaba su fama como arquitecto. Casi a esa misma edad el joven "Maco", ya huérfano, fundó con otros compañeros en 1983 el Frente Patriótico Manuel Rodríguez para enfrentar a la dictadura.

Según sus biógrafos Maco fue entrenado en Cuba y pasó intensos años en la Revolución Sandinista en Nicaragua. El apodo familiar fue reemplazado poco a poco por los de "Chele" ("leche" por el color de su piel), "Comandante Gabriel", "Diego".

El joven "Maco" fue profesor de "estrategia y de inteligencia" en la Academia Militar de ese país y luego fue designado por Raúl Castro como parte del grupo de chilenos que respaldó a los sandinistas en su lucha para sacar a los "contras".

Al regresar a La Habana se casó con Mariela Castro Espín, hija del entonces ministro de Defensa Raúl Castro y de la famosa guerrillera y escritora Vilma Espín, que trabajó por los derechos de las mujeres. Sobrina de Fidel, ambos compartieron momentos familiares con la famosa familia caribeña; se dice que vivieron bajo el mismo techo de Raúl hasta su divorcio. Juan Lisímaco y Mariela Castro tuvieron dos hijos, destacando Gabriela (1984) como activista por los derechos de las minorías.

El "Chele" vivió desde 1983 a 1990 entre La Habana y Santiago y se convirtió en el brazo derecho del líder del FMPR Raúl Pellegrín, con quien siguió cuando la organización se dividió. Según fuentes diversas, estuvo a cargo de las operaciones más riesgosas en la clandestinidad como el secuestro de Cristian Edwards, la muerte del senador Jaime Guzmán y el cuidado de las finanzas en bancos europeos.

Cuando ya varios países del Cono Sur vivían en democracia, el último "Maco" continuó su lucha contra la dictadura pinochetista y sus secuelas. En 1996 participó en un rescate de cuatro de sus antiguos camaradas, usando un helicóptero y un plan cinematográfico para burlar los controles de una cárcel de máxima seguridad.

Después no se le conocen actividades públicas, pero se supone que vive en Cuba. Algunos de sus amigos fueron nuevamente capturados. En septiembre de 2009, la Corte Suprema de Chile aceptó que los cargos contra el "Chele", el último Lisímaco Gutiérrez habían prescrito.

En la página oficial del FPMR es posible encontrar una entrevista al "Chele", ver su foto cubierta con un pañuelo rojinegro. En una nota se dice que muchos creen que el "Chele" es sólo una leyenda alimentada por la propia derecha por sus audaces acciones. Sus compañeros revolucionarios lo califican de un hombre nuevo, que representa los mejores valores del comunista comprometido.

¡Cuánto camino recorrido desde la llegada de Fernando a Camargo, del Lisímaco en el BNB, del Lisímaco en Villa Montes, del Lisímaco en Sopocachi!, del Lisímaco en Varadero.

Para tus amigos: