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Domingo 04 de abril de 2010

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Revista Dominical

El ex presidente Aniceto Arce causa polémica a 104 años de su muerte

04 abr 2010

Fuente: LA PATRIA

Los opositores de su época lo calificaron de “entreguista” a Chile por haber concretado la construcción del ferrocarril de Antofagasta a Oruro, en 1892 • El 23 de marzo de 2010, algunos jóvenes pretendían derribar el monumento de Arce, ubicado en la Plaza 10 de Febrero, con los mismos argumentos

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El ex presidente de Bolivia, Aniceto Arce Ruiz, durante la gestión 1888-1892, efectuó el proceso de cambio más importante para el país, en el momento de mayor crisis económica y política, a pocos años de la Guerra del Pacífico de 1879. Concretó el ferrocarril desde Antofagasta hasta Oruro y, como consecuencia, promovió la industrialización de las minas y las transformaciones urbanísticas.

Para esa época solo se conocían empresas pequeñas que tenían carretas tiradas por caballos y que hacían el traslado de minerales hacia los puertos del Pacífico o traían herramientas. Aquellos carretones demoraban demasiado tiempo en llegar a puerto. Al ritmo que iba, estos hacían descansos obligados en plena altipampa, cada dos kilómetros, más aún cuando no había caminos estables sino huellas.

Aquella realidad, fue advertida por Aniceto Arce, cuando estuvo en Chile, exiliado en Copiapó, y tenía un sueño de construir un sistema ferroviario en Bolivia, para el transporte de toneladas de minerales y para el traslado de herramientas, insumos y alimentos, no sólo para su mina de Huanchaca, sino también para hacer transformaciones en la ciudad de Oruro y el país. El ferrocarril estaba en su auge en el mundo.

Las nuevas líneas ferroviarias se convierten en la columna vertebral de la economía nacional. Bolivia vuelve a insertarse en el comercio mundial. Surgen empresarios como Gregorio Pacheco, Aniceto Arce y Félix Avelino Aramayo, que dominan la vida económica y política del país; los dos primeros llegan a la Presidencia de la República.

Aniceto Arce se convirtió en el primer millonario del país, desde 1856, cuando inició la explotación de las minas de plata de la zona de Huanchaca, Potosí, desde donde debía trasladar en los carretones el producto extraído.

Después de la Guerra del Pacífico, convencido del adverso resultado para el país, encabezó el partido pacifista, siendo desterrado de Bolivia (1880) e instalándose en París, Francia. Después de 1883 volvió a Bolivia y se incorporó a la actividad política al frente del Partido Constitucional, que se transformó luego en Partido Conservador al fusionarse con el Partido Democrático.

En 1885 fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores en Chile y, en 1886, canciller en España y Francia.

Al regresar a Bolivia fue elegido presidente para el periodo 1888-1892. Durante su estadía en el gobierno, fue combatido fervientemente por los liberales por haber concretado el ferrocarril Antofagasta-Oruro, pasando por Huanchaca, porque se dijo, “se estaba abriendo una vía para que los chilenos puedan invadir fácilmente a Bolivia, en cualquier momento” y porque “estaba velando sus intereses económicos, para la exportación de plata de sus minas”.

LA POLEMICA POR EL FERROCARRIL

El ferrocarril fue uno de los aportes tecnológicos más importantes del siglo XIX y marcó un salto revolucionario del transporte y las comunicaciones, de aquella época, hasta el desarrollo logrado por el automóvil en las primeras décadas del siglo XX y sobre todo por la construcción masiva de carreteras asfaltadas. Hoy, existen aviones.

La construcción de la vía férrea provocó una intensa polémica entre los partidos políticos. Incluso hoy, persisten algunos resabios. El pasado martes 23 de marzo de 2010, a las 10:30 horas, un grupo de jóvenes trató de derribar el monumento al ex presidente Aniceto Arce, que está ubicado en el lado Este de la Plaza 10 de Febrero, considerándolo “entreguista” a Chile y por haber supuestamente “sellado el enclaustramiento marítimo de Bolivia”, al aceptar la construcción del ferrocarril en Bolivia hace más de cien años.

Otra gente, de mayor edad y con conocimiento de causa, defendió al ex presidente Arce. “El hizo traer el primer ferrocarril a Oruro. Por qué quieren destruir la historia de Bolivia”, dijo una señora que tuvo la osadía de enfrentar a los jóvenes.

CHILE PODIA INVADIR BOLIVIA POR EL TREN

Después del 15 de mayo de 1892, fecha de la inauguración del servicio ferroviario, cuando llegó a Oruro por primera vez, la oposición y algunos periódicos “daban por hecha la invasión chilena por la vía del tren”, por los “intereses de los industriales mineros”. Sin embargo, el tren representaba un notable abaratamiento de los fletes de transporte y un incremento notable de los volúmenes transportados.

La Compañía Salitrera de Antofagasta, Chile, construyó el ferrocarril desde Antofagasta hasta Pampa Alta, lugar muy próximo a la nueva frontera con Bolivia. Las riquezas de la región habían justificado ese esfuerzo y desde 1878 se estudió su prolongación hasta La Paz. La Compañía Huanchaca de Bolivia se adjudicó la construcción del tramo desde Ascotán (territorio boliviano ocupado) hasta Huanchaca, con una inversión que a Arce le provocó el debilitamiento de su economía.

El tramo pasaba por Uyuni y Pulacayo, otro importante centro minero, y fue terminado en 1890. La fundación de Uyuni, el mismo año, se debe exclusivamente al paso del ferrocarril, pensando en convertir la población en un nudo distribuidor hacia Chile, Potosí y el sur. Pero Arce demostró estar más lejos del interés individual y mezquino de su empresa y no desmayó hasta la conclusión del tramo de Uyuni a Oruro.

El 15 de mayo de 1892 el propio Arce remachó con un clavo de oro el riel que ya estaba colocada en la misma Plaza de Armas de la ciudad y esperó la llegada del ferrocarril a Oruro. Una de las tres locomotoras que llegaron ese día se llamaba “Arce”. Las fotografías de la época confirman la gran cantidad de gente que había en la Plaza 10 de Febrero, en la que hoy se llama calle Presidente Montes, entre Bolívar y Adolfo Mier, donde se erigió un arco estético para que el ferrocarril pase por ese sector, ante la algarabía de la ciudadanía.

Aquel día hubo fiesta en Oruro. Miles de personas se reunieron en la Plaza 10 de Febrero, para recibir aquella tecnología moderna que tenía capacidad de transportar centenares de pasajeros y decenas de toneladas de carga, en un solo viaje. Era el vehículo más moderno de la época, después del barco a vapor.

“Ahora si quieren, pueden matarme”, dijo Aniceto Arce, emocionado. Tres meses después, terminó su mandato. El Presidente tenía la idea de prolongar la línea a La Paz, Sucre, Cochabamba y Potosí, pero ante la resistencia de la oposición, era imposible lograr ese sueño. Los rieles no avanzaron un metro hasta 1900, cuando comenzó a construirse el ferrocarril La Paz-Guaqui.

OTRO CAMINO PARA LA INVASION CHILENA

Cuando el patricio orureño, Josermo Murillo Vacareza, planteó la construcción del camino Oruro-Pisiga-Iquique, desde la década del 50, el siglo XX, surgió el mismo argumento del ferrocarril Antofagasta-Oruro, para que no se haga ese proyecto. “¿Para qué quieren un camino, para que los chilenos nos invadan a Bolivia?”, decían los detractores.

El argumento sirvió para no realizar el proyecto. Desde el gobierno, con respaldo de las instituciones de La Paz, se ha preferido el asfaltado del camino Patacamaya-Tambo Quemado, en la década de 1990, para inviabilizar el proyecto de Oruro-Pisiga-Iquique. A pesar de esa oposición, las movilizaciones del pueblo de Oruro han pesado más, para concretar, tramo por tramo, ese anhelo de los orureños. Hoy, no se ha terminado de construir aún ese camino. Falta el tramo Huachacalla-Pisiga y Toledo-Ancaravi.

El ferrocarril, en 1892, era de vital importancia para Bolivia, pero especialmente para Oruro. El ciudadano notable de Oruro, Angel Mendoza Justiniano, de trayectoria política intachable y de izquierda, tuvo que escoger el nombre de Aniceto Arce, para su colegio, hasta entregar su vida a varias generaciones de hijos de mineros y obreros, mediante la educación.

“No se puede seguir juzgando la significación de la obra de Arce en este tema con las limitaciones inmediatistas de la coyuntura que le tocó vivir, sino en la dimensión visionaria que tuvo al construir la vía férrea contra viento y marea. Era un paso imprescindible hacia la modernización cuyo beneficio para la economía, el intercambio comercial y la vinculación internacional de Bolivia, fue decisivo hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX. Ahora se puede decir que buena parte de la oposición a esta obra tuvo que ver con la mezquindad y la miopía de sus contemporáneos”, señala el sitio de internet, ibolivia.net/historia/nodel/133.

El tren no fue su única obsesión referida a la infraestructura vial del país. Construyó dos carreteras que sustituyeron los viejos trazos coloniales. Sucre-Potosí, con la construcción del hermoso puente sobre el río Pilcomayo que lleva su nombre y Sucre-Cochabamba con otro puente sobre el río Grande.

El proceso de cambio de 1892 fue inevitable. Ramiro Condarco Morales, historiador orureño, dejó como legado una vasta y valiosa producción intelectual, entre la que se encuentra el libro Aniceto Arce. Artífice de la extensión de la revolución industrial en Bolivia (1985). Aniceto Arce murió el 14 de agosto de 1906.

Fuente: LA PATRIA
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