Afrontemos al bullyng en jóvenes y adolescentes

En una instantánea de recuerdos de escuela, pocos se habrán librado de alguno de tantos modos de acoso escolar. El bullyng término para designar la violencia física y o psicológica deliberada y continua que recibe un(a) estudiante por parte de otro(s). Es un factor desfavorable que influye en el proceso de enseñanza aprendizaje, apoyando a la deserción escolar.

Estos tipos de agresiones crueles y continuas consumadas dentro o fuera del aula, logran someter y asustar a la víctima, satisfaciendo el deseo agresor y destructor para una obtención auto gratificante, que con maniobras sagaces pueden desarrollar una cultura de acoso como clima socio-cultural construido en escuela, pero también surgida en la familia.

Entre los tipos más frecuentes de agresiones se pueden mencionar, las psicológicas; es decir: risas, abucheos repetidos, ademanes de burla, agresiones con sobrenombres hirientes, publicación de nombres con adjetivaciones obscenas en baños y paredes, cuchicheos y o comentarios en pasillos, miradas agresivas.

Frente a ello en muchos de estos casos, si la víctima no lograra salirse forzosamente a otra institución o aún no se la pudiera conducir a la deserción o formar parte de grupo agresor, deberá ésta adaptarse a las repetitivas actitudes destructoras, por parte del jefe agresor o miembros. Especialmente, en desatenciones del profesorado, ausencia de estos o durante recreos y salidas.

Para citar casos en nuestro medio, hay testimonios que dejan ver sobre un considerable porcentaje de participantes de alfabetización, los mismos que fueron víctimas silenciosas de algún tipo de agresión, dada la condición y primacía de la educación bancaria, que como resultante a este factor, incrementó porcentajes de deserción.

En cualquiera de tantos casos, la víctima de bullyng tiende a culpabilizarse de su situación afecta y a negarla por ser para sí misma muy vergonzosa, desembocando como etapa inicial, a disminuir su propia estima. Progresivamente, la víctima presenta de forma natural, actitudes cómodas en el aislamiento, conviniendo la incomunicación con los demás, evitando permanentemente la compañía o amistad. Desinteresándose por la popularidad o participación en el plano comunitario.

Aún más, conduciéndose por miedos hacia entornos solitarios, prefiriendo incluso excluirse del plano social. Ya en un estado crónico entre algunos efectos conductuales manifestará pasividad, fragilidad, apuro, ansiedad, inseguridad. Aparte de ello, miedo ante la violencia o circunstancias difíciles.

Esta relación intra personal da paso al lenguaje de la conciencia humanista a partir de experiencias dialógicas creando ambiente de complementariedad y reciprocidad. ¿Cómo afrontar al bulling desde la familia y escuela? La carencia de formación en valores intrafamiliares e interpersonales, tiene efectos considerables y cada uno de estos factores trae efectos graves como consecuencias.

Cuando se percibe que los jóvenes y adolescentes están atravesando por conflictos, estas situaciones son reflejadas en el colegio, puesto que los adolescentes y jóvenes proyectan los problemas del hogar. Desarrollar la autoconfianza, en el diario vivir gradual y oportunamente desde la familia, contribuyendo a forjar su identidad positiva demostrándoles que ellos son valiosos, es de gran apoyo para la propia autoestima. Será importante entonces, disponer el tiempo para dialogar en familia, promoviéndolos a vivir como miembros respetuosos y merecedores de respeto, promoviendo colaboración en el servicio a la familia para que conozcan que una persona puede cumplir diferentes roles en la comunidad.

En colegios, prevenir bullyng por parte del profesorado o asesores se lograría creando una ambiente de confianza, asumiendo la dignidad de todas las personas, valorizándolas y aceptándolas como son, recomendando construir relaciones de respeto a los demás, proponiendo por ejemplo diálogos sociales. Además estar atentos a las relaciones entre estudiantes, la organización de grupos alienígenas, indagar por las faltas continuas a clase.

Desde una dimensión sociocultural en la escuela, proponer que ésta también sea un espacio de relación con los sectores sociales, con personas de otras edades, organizaciones sociales, institucionales.

Es decir, dar cobertura a los diálogos intergeneracionales, intergenéricos, interétnicos, entre diversidades y también entre clases sociales de la propia comunidad. En suma, el rol central de profesores como de padres de familia, es de actuar como intermediarios entre esas experiencias o espacios que permitan internalizar en jóvenes, adolescentes y niños, las diferentes aplicaciones del valor del respeto a las diferencias, para así lograr una comprensión más integral de comportamientos.

Enseñar es una tarea que dignifica a la persona, desde un precepto capaz de proporcionar a los jóvenes la posibilidad de aprender a convivir con tolerancia de un modo comunitario, interesante y motivador promoviendo el sentido de la dignidad, la reciprocidad y complementariedad, como condición necesaria para el bien común.

(*) Directora Institucionalizada