Sábado 19 de septiembre de 2015
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Revista Tu Espacio
Portal de la Sabiduría
Llevar al alquimista al conocimiento de sí mismo
19 sep 2015
Fuente: isp2002.co.cl
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Algunos franciscanos participaron de la Alquimia, como Elías de Cortona, el discípulo de san Francisco de Asís, que en el año 1217 se fue a Tierra Santa en donde tomó contacto con la Alquimia. Siendo general de la orden, este arte, tuvo gran auge entre sus hermanos franciscanos. Buenaventura de Iseo fue el autor del Liber Compostella, una obra alquimista de este sabio franciscano, arte que con Robert Grossetête llega a Oxford, siendo su discípulo Roger Bacon, el primer alquimista que la Iglesia encarceló por hereje. El fraile Arnau de Vilanova, escribió el Rosarium philosophorum, obra quemada una vez él muerto. Otros dos famosos franciscanos se inspiraron en Vilanova, fueron Ramón Llull y Jean de Rupescissa, ambos terminaron sus días en prisión a mediados del siglo XIV. Sus tratados, además de alquimista, eran de tipo profético e inspiraron 400 años después al famoso Nostradamus. Hubo también dominicos que se interesaron por ese arte oculto que consideraban acercaba a Dios, Vincent de Beauvais escribió el año 1250 el Speculum Naturalis. El Gran Inquisidor del reino de Aragón, Nicolás Eymerich señaló a la Alquimia como herejía condenable por suponer un implícito pacto con el diablo, eran los alquimistas una diabólica chusma de moscas y sanguijuelas dedicada a succionar oro y plata. Reaccionó la Iglesia y en el año 1317 el papa Juan XXII condena esta actividad en una época en la que la Alquimia estaba en pleno auge y un montón de estafadores, charlatanes e impostores se hacían pasar por alquimistas. Se acusó a los alquimistas de hacer aparecer oro falso, con moneda falsa y, lo que era peor, una adulteración de la verdadera doctrina.
Fuente: isp2002.co.cl