Viernes 18 de septiembre de 2015
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En 1991, después de la caída del comunismo del Este, un brillante ensayista francés, Jean Christophe Rufin, comparó la entonces incipiente invasión de los pueblos del Sur al Norte con la invasión de los bárbaros del Norte que acabaron con el Imperio Romano. Como Roma impuso una especie de muro de contención en sus fronteras (limes), ahora en el Norte se construyen "muros" para evitar las invasiones de mexicanos, de africanos, de asiáticos o de refugiados del Oriente Medio.
Pero a diferencia de los pueblos germánicos que invadieron el Imperio Romano con armas y ejércitos, el Sur que ahora invade el Norte es un conglomerado de hombres pobres y desnutridos, de mujeres y niños, incluso de ancianos, que huyen de la guerra, del hambre y de la miseria de sus países, y buscan una nueva patria donde sobrevivir. Muchos mueren en el intento, víctimas de los traficantes humanos, víctimas de naufragios o de disparos de policías fronterizos?
A esto se añade otra diferencia respecto a la invasión de los bárbaros del Norte. El Norte no es inocente frente a lo que ahora está sucediendo, el Norte es en gran parte responsable del drama actual, pues han sido las grandes potencias europeas las que han colonizado y explotado los continentes de África, Asia y América, los intereses económicos del Norte prevalecen sobre los humanos en Oriente medio. ¿Quiénes venden armas a los países en guerra? ¿Quiénes fabrican minas antipersonales? El armamentismo del Norte se enriquece con las sangrientas guerras del Sur.