Jueves 17 de septiembre de 2015
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"Ha estallado la paz", la última novela de la trilogía integrada por "Los cipreses creen en Dios" y "Un millón de muertos", fue escrita por el catalán José María Gironella, de la que se ha dicho que, "Con una mezcla de dramatismo, de poesía y de ironía (?) desde los primeros capítulos, presenta los años inmediatamente posteriores a la guerra (civil española)".
Parecería que el relato se orientaba a mostrar que se había superado uno de los más sangrientos enfrentamientos entre españoles: la guerra civil 1936-1939, que dejó más de un millón de muertos. Pero no fue así, el autor aclaró: "?la obra que concebí, centrada en nuestro drama nacional, no será trilogía como fue anunciado. Habida cuenta de que la etapa histórico-política iniciada en 1939 no ha concluido todavía, de que muchas de sus circunstancias perduran básicamente, he decidido dedicar a la posguerra unos cuantos volúmenes. No me pareció válido, en ningún aspecto, finalizar mi retablo un año cualquiera: 1945, 1950, 1958..." El tiempo le dio la razón: la paz no estalló, ni siquiera cuando los países del eje fueron derrotados en 1945. Siguió -y sigue- una creciente espiral de extrema violencia.
Terminada la II Guerra Mundial, se creó la Organización de las Naciones Unidas, con el principal objetivo de preservar la paz y promover la cooperación entre los Estados. Es cierto que hizo esfuerzos en este sentido, pero las organizaciones -como ya se dijo- no son, ni más ni menos, lo que sus miembros quieren que sean, y muchos países resolvieron nomás ir por la aventura de las armas.
Desde 1946, se han sucedido muchas guerras civiles e internacionales, que cobraron millones de víctimas entre civiles y militares, mientras los refugiados huyeron en busca de paz y seguridad. Fueron las guerras de Corea, de Indochina, de Vietnam, la muy cruenta entre Iraq e Irán, del Golfo Pérsico, las guerras en el Oriente Medio y muchísimas otras. Hoy un horrendo enfrentamiento interno desangra Siria. Y, como si esta matanza fuera poco, en Siria e Irak se combate a una de las expresiones de la barbarie: el Estado Islámico. América Latina no se ha librado de la violencia: Hubo guerras y guerrillas en Colombia, Cuba, Bolivia, El Salvador, Perú, Nicaragua, Guatemala, Argentina, Uruguay y un muy largo etcétera.