La señal de la Cruz

Apenas hay deportista en Latinoamérica que no se santigüe cuando entra en el campo de juego, vaya solo o acompañado de su equipo; frecuentemente cuando se consigue un gol, se santigua su autor. Quizás muchos de esos actos se hagan de un modo rutinario, pero son síntomas de que quien los realiza es un cristiano.

En el ya lejano mes de marzo de 1986 el futbolista Rod Mac Donald, jugador del Partick, equipo de fútbol escocés de primera división, era sancionado con tres partidos de suspensión por santiguarse ante los aficionados del Glasgow Rangers, mayoritariamente de confesión protestante. El comité sancionador consideró que el gesto del jugador suponía una provocación al público. Fue ridícula la actitud de la Federación del Fútbol escocés que castigó deportiva y económicamente a quien vive su religión.

Desde entonces ha corrido mucha tinta, y hasta mucha sangre.

Cada vez que oye estas noticias, si Usted es católico debería santiguarse, para reparar la injuria hecha a Dios. Porque lo peor del caso es que la prohibición o el castigo,muchas veces no lo han impuesto unos ateos, sino muchas veces otros cristianos.

Se ha llegado a la intransigencia de que no se pueda realizar un gesto de devoción personal que no debería molestar a nadie. Quien haya visitado los países musulmanes, observará con envidia que, al toque de la oración varias veces al día, el musulmán se detiene en su camino, se orilla a un lugar cómodo, se arrodilla y eleva las manos ante quienes se hallen en dicho espacio, como se puede observar hasta en los aeropuertos llenos de viajeros, previa colocación de una alfombrilla y sin que le importara mucho ni poco la sorpresa que provoca en el público no musulmán.

Va avanzando el fundamentalismo, movimiento que desea imponer en público sus propias tradiciones, pero que impide hasta con fuego y muerte a quienes deseen practicar ritos diversos.

Es una injusticia, ya que en la "Carta de los Derechos Humanos" aceptada por los principales países del mundo actual, se lee entre los derechos de todo ser humano:

"Artículo 13.- Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia".

De donde se infiere que toda prohibición o sanción impuesta por santiguarse, aunque sea dentro de un escenario deportivo, o de llevar la cruz sobre el pecho, va contra el derecho natural y el derecho positivo de la Carta de las Naciones Unidas.

El derecho a la libertad religiosa no es ni la permisión moral de adherirse al error (cf León XIII, Carta encíclica Libertas praestantissumum, ni un supuesto derecho al error (cf Pío XII, discurso 6 diciembre 1953), sino un derecho natural de la persona humana a la libertad civil, es decir, a la inmunidad de coacción exterior, en los justos límites, en materia religiosa por parte del poder político. Este derecho natural debe ser reconocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad de manera que constituya un derecho civil (Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, 2108).

Así como a los cristianos se nos obliga a respetar y permitir las manifestaciones de fe de otras religiones, debemos exigir que en todo el mundo sean respetados los derechos cristianos.

El santiguarse es señal de que la acción que se comienza se verifica en homenaje a la Santísima Trinidad; por eso practicamos la Cruz y decimos: "En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".La señal de la cruz es el más antiguo y el principal sacramental, esto es, una "señal sagrada", mediante la cual, a imitación de los sacramentos, "son significados principalmente efectos espirituales que se alcanzan por súplica de la Iglesia" (CIC, can. 1166). Ella nos defiende del mal, protege contra las embestidas del demonio y nos obtiene gracias de Dios. San Gaudencio (s. IV) afirma que, en todas las circunstancias, es "una invencible armadura de los cristianos".

Cuántas veces hacemos una señal de la Cruz rápidamente, sin pensar en ese signo, importante y poderoso. Cuántas veces nos santiguamos haciendo un monigote en vez de la Cruz. Si somos católicos hagamos la señal de la Cruz digna y eficazmente.

(*) Director Nacional Pioneros de Abstinencia Total

german_mazuelo_leyton@yahoo.com