Fue realmente afortunado contar con una amiga de la familia que tenga una casa justo detrás de la Plaza San Francisco, desde cuya terraza se divisaba perfectamente todo lo que iba a acontecer aquella tarde del 8 de octubre de 1982. Era todo un espectáculo poder divisar cómodamente aquella inmensa masa de gente que copó la histórica locación, y que se aprestaba a recibir con bombos y platillos y toda la parafernalia anaranjada posible a quien iba a arribar como el salvador de la Patria.
Después de casi dos décadas de cruentos gobiernos militares, la llegada de Don Hernán Siles en esa nublada tarde primaveral, le anunciaba al pueblo de Bolivia que la ansiada democracia estaba cerca y que aquel octogenario que gustaba de vestir esa típica cachucha, después de prometerles solucionar los problemas económicos en 90 días no estaba haciendo otra cosa que firmar su condena frente a un pueblo que en ese momento lo ovacionaba como al Mesías, pero que dentro de tan solo 2 años estaría con el mismo deseo del pueblo del Salvador, Jesucristo, cuando optó por crucificarlo.
Como Don Hernán no tuvo ni las condiciones personales y menos los colaboradores indicados, divagó entre tropiezo y tropiezo, y error tras error hizo que la crisis económica sea tan catastrófica que ponga a todo el pueblo en su contra. Sin embargo, hay que analizar una situación interesante que tuvo luego resultados inesperados.
Quien llegó con la UDP fue un conglomerado fuerte de izquierda, recuerdo como una fotografía en aquella masa humana la cantidad enorme de banderas comunistas ondeando al viento (por cierto no había ni una sola whipala para quienes insisten en lo ancestral de dicho símbolo), que demostraban el enorme apoyo que le iba a brindar a ese gobierno la izquierda nacional. Fue justamente esa fuerza política la primera en darse la vuelta, con el abandono del MIR lavándose las manos después de la desdolarización y lo peor fue cuando la COB, con Juan Lechín a la cabeza, se convirtió en el enemigo acérrimo del gobierno y no tuvo reparos en movilizar 50 mil mineros para acogotarlo en las memorables jornadas de abril hasta conseguir que Siles dimita y faltando un año para cumplir su mandato, llame a elecciones y se acabe su suplicio.
Esa misma COB esperaba que el nuevo gobierno entienda que si deseaba tener las mínimas condiciones de gobernabilidad, sea quien fuere, los tome en cuenta entre sus líneas o le esperaría algo peor de lo que le ocurrió a la ya aniquilada UDP. Grave "error", quien se haría cargo de palacio sería nada menos que el Dr. Víctor Paz al mando del MNR, y este no se parecía en nada a lo derrocado, pues tras dictar el 21060 a la primera intentona de protesta, deportaciones, exilios, y el primer estado de sitio en democracia.
Se vinieron entonces 20 años de neoliberalismo, que según diría el "Pueblo" que lo eligió y provocó, ser víctima de ese sistema económico e inhumano, así nadie se acuerde que ese sistema con todas las medidas fuertes y dolorosas que se tuvieron que asumir en el momento, le salvó la vida a la Patria, cuando parecía que corríamos sin frenos hacia el barranco.
Cuando ingresó el MAS al gobierno y empezó a encontrar desavenencias, ya no en la oposición que había derrotado tras los enfrentamientos en Pando y los acontecimientos del Hotel Las Américas, sino en filas de la propia izquierda nacional, inmediatamente aparecieron las voces que le pedían a la dirigencia que no cometa el mismo "error" como cuando derrotaron a la UDP y así poder darle la oportunidad a la derecha de no tener que derrocar a un gobierno de izquierda, sino esperar que entre ellos mismos se acaben. No sé si la izquierda reflexionó o si el Gobierno supo cooptar a la dirigencia disidente o qué pasó a ciencia cierta, pero zafó el embate interno y pudo evitar que la historia se repita.
Lo cierto es que uno u otro episodio histórico ha sido siempre protagonizado por el "Pueblo", denominativo que se le da a la masa uniforme o no, pero casi siempre muy heterogénea que no obedece a la razón sino al embate de la emoción y los resultados de sus acciones no siempre son las adecuadas y suelen traer consigo consecuencias que conllevan posteriores arrepentimientos. Además que los interesados suelen hablar a nombre del "Pueblo" atribuyéndose para sí su representación, cuando el verdadero "Pueblo" y todos sus integrantes tienen las más diversas intensiones u opciones y siempre van buscando cada uno su beneficio personal por encima del comunitario,
El "Pueblo" es sabio suelen decir los dirigentes que esperan de la población su aprobación, y que si eligieron A o eligieron B es debido a su sabiduría y a ese conocimiento divino que uno no sabe de dónde viene.
El "Pueblo" sin embargo a lo largo de la historia ha sido capaz de demostrarles a todos estos dirigentes que no hay nada más falso que ese dicho popular. El "Pueblo" también sabe equivocarse y comete errores que le cuestan caro a veces sólo a quienes los cometieron, la más de oportunidades, al mundo entero.
Al "Pueblo" le dieron a elegir, y eligió a Barrabás por encima del Señor, le dieron a elegir de nuevo y escogió a Hitler, a Mussolini o a Franco. Eligió también democráticamente a personajes de la talla de Bucarám o Collor de Melo, y ni qué decir cuando le propusieron ir a la guerra y con entusiasmo marchó al frente sin imaginarse las terribles heridas que le iba a dejar y siguió cometiendo ese error una, y otra, y otra, y otra vez. El "Pueblo" dio a lo largo de la historia universal, innumerables muestras de lo capaz que es de equivocarse de medio a medio y generalmente quienes cobraron las facturas de sus malas decisiones, han sido las generaciones posteriores a su pésima elección.
Con un sin sentido de tiempo, el actual gobierno está generando una polémica popular con el tema de su re re re elección, y para ello busca en la modificación parcial de la Constitución la oportunidad para que el "Pueblo" primero le dé la oportunidad de postularse y que luego lo re re re elija para uno o más periodos gubernamentales.
Será sin duda una nueva oportunidad del ejercicio democrático y en la misma será el "Pueblo" quien decida ya sea en la primera o en la segunda instancia quien le dé la oportunidad al Gobierno de continuar con su mandato. Sin embargo, debería ser un tema de reflexión y de aplicación urgente, dejar de justificar las decisiones populares basadas en dichos que lo único que han demostrado es que si hay algún ser capaz de repetir el mismo error una y otra vez es justamente el "Sabio Pueblo".
(*) Paceño, stronguista y liberal
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