Jueves 10 de septiembre de 2015
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Llamarlas esculturas es obligado, pero añadir el adjetivo de "artÃsticas" quizá sea excesivo, pero no cabe duda de que son creaciones de lo más curiosas, con formas caprichosas sólo en apariencia, pues en realidad no son sino pura ingenierÃa, hechas a golpe de panal, celda a celda, dirigiendo a las abejas en su quehacer diario.
¿Pero, cómo ha surgido esta curiosa idea? Por un lado, en este mundo ha de haber de todo, y de curiosidades está el mundo lleno, pero por otro, son las mismas abejas las que inspiran este tipo de iniciativas, que nos dejan boquiabiertos.
Quien tenga experiencia en ver panales espontáneos o silvestres, sabrá que las abejas son amigas de construirlos de formas muy diferentes, ondulantes y, en fin, sorprendentes las más de las veces. De hecho, a las abejas se las llama "obreras" y construir un panal no deja de ser poner ladrillo sobre ladrillo, como sólo ellas saben hacer.
Las abejas tienen fama de trabajadoras incansables, y con mucho de ingenio y otro tanto de planificación y esfuerzo conjunto da como resultado estas maravillas. La primera de ellas es obra del diseñador Tomá� Gabzdil Libertiny , del Estudio Libertiny, y tiene forma de una bonita tetera.
Por mucho que sea él quien la firme, se trata, qué duda cabe, de una obra conjunta, que tiene cientos, decenas de miles de autores, tantos como abejas han participado, -unas 60.000-, además del diseñador y de un apicultor que colaboró con él, Johan Beckers. Su nombre, "Mil años", poco tiene que ver con el objeto que representa, pero sà refleja la resistencia de la cera de abejas, que podrÃa durar miles de años.
Fuente: Ecologicoverde.com