Una comunidad en permanentes conflictos que se reflejan a través de marchas, manifestaciones, protestas, huelgas, amenazas, exigencias y hasta bloqueos, imposibilita que pueda desarrollarse y mucho menos progresar. La situación de nuestro país es que permanentemente se encuentra inmerso en dificultades de todo género porque parecería que no hay quien contente a nadie y nadie encuentra contento en nada.
Políticamente, una buena mayoría del país estaría identificado con el MAS que es partido de gobierno; pero, en sus actos se muestran posiciones que aparentan estar o ser contrarias a ese partido. Las diversas organizaciones expresan conceptos a favor del Presidente y sus colaboradores pero en sus actos muestran que es todo lo contrario y se perfilan como opositores a todo lo que diga o haga el gobierno.
La serie de dificultades que el Estado enfrenta y que son hechos generalmente protagonizados en contra del gobierno, dificultan la marcha del país, impiden que la normalidad, el trabajo, la disciplina y la responsabilidad sean condiciones de vida para lograr la superación de los problemas que aquejan a la nación.
Si a todo ello se agrega el comportamiento de las "fuerzas políticas" de oposición y grupos contrarios al gobierno, que permanentemente demuestran posiciones antagónicas al régimen, los problemas adquieren matices muy graves. Esa oposición, si bien tiene derecho a censurar o criticar y hasta condenar muchos actos del régimen gobernante, tiene también el deber y la obligación de mostrar remedios a situaciones álgidas del país; tiene la obligación de mostrarle al gobierno líneas de conducta que debe cumplir; debe señalar claramente los yerros que se cometen y cuáles deberían ser los procedimientos que corrijan esos errores.
Hacer política partidista y, mucho más, hacerlo desde la oposición, no debería ser concretarse a la crítica o al aliento de situaciones conflictivas; debe ser, en todo caso, una oposición constructiva porque el país, con este gobierno o con cualquier otro, debe enmendar los yerros cometidos por el gobierno o por la colectividad en general. Los errores de este régimen son traslaticios en sus consecuencias a todo el país; entonces, lo que corresponde es mostrar vías de solución, remedios para los males, conductas constructivas y soluciones aplicables en lo inmediato y que sean perdurables o sostenibles en su realización y en el tiempo.
Por su parte, el gobierno tendría que mostrar apertura, en los tres poderes del Estado, a las sugerencias, ideas, proyectos, correctivos, políticas económicas y sociales, habida cuenta que todos los bolivianos tienen tanto o más derecho que los integrantes del gobierno. Encerrarse en posiciones caprichosas no le hace nada bien ni al régimen de gobierno ni al Estado que es de todos sin distinción alguna.
Fuente: LA PATRIA
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