Para quienes siguen de cerca lo que ocurre con la coca boliviana, su cultivo en varias regiones, su acopio, la comercialización definida del producto para fines del acullico, otro porcentaje para elaboración medicinal y se habla de un proceso inicial de industrialización, resulta una incógnita el destino de una buena cantidad de coca excedentaria, que de vez en cuando seguramente pasa a la lista de los decomisos que efectúan las autoridades encargadas de ese control.
Por supuesto los hechos en la práctica nos muestran que existe una cantidad de la "hoja sagrada" que está fuera de control y ocasiona dificultades en los organismos especializados, preocupados de ejercer drásticos controles para frenar cualquier manejo irregular del producto.
Revisando un reciente informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) se establece que entre las gestiones del 2013 al 2014 los cultivos de coca se han reducido de 23.000 a 20.400 hectáreas (ha), lo que significa un recorte en áreas de siembra del 11 por ciento, hecho significativo si se toma en cuenta que la presión para sembrar más coca está siempre latente.
La Unodc de acuerdo a sus registros de control, muestra un hecho interesante y es que la mayor cantidad de ha. sembradas de coca corresponden a la zona de Yungas en La Paz con 15.700 hectáreas de las cuales se redujeron a 14,200 ha. lo que significa un 9,5 %. En tanto en la región del Chapare donde antes se producía la mayor cantidad de coca excedentaria ahora se cultivan 7.100 y se disminuyeron a 6.100 hectáreas, con una reducción del 14 %, lo que muestra que allí bajó la cosecha de coca excedentaria.
Se completa el informe con un dato relevante con relación a la disminución de las hectáreas de coca en áreas protegidas con una reducción del 78 por ciento, algo que no se había producido en los últimos años. Con tales antecedentes, el cultivo de la coca estaría bajo control y en franca disminución.
Sin embargo con los mismos datos de la Unodc, se estableció que en la gestión pasada (2014) del total de la producción de coca en el país que alcanza a las 33.100 toneladas, algo más de 13.300 toneladas, lo que significa más del 30 por ciento no se comercializaron de manera "legal", lo que implica un desvío de la hoja de coca hacia fines ilícitos, que según las autoridades estuvieron bajo estricta vigilancia y en algunos casos con resultados positivos que permitieron la incautación de coca procesada químicamente (droga).
Los hechos prácticos son una muestra de la lucha abierta que se ejecuta contra los comercializadores ilegales de coca, una tarea que además debe ampliarse, a otro comercio irregular de coca que proviene del Perú y de otros mercados mimetizándose en algunos centros nacionales de venta con destino al tráfico de estupefacientes, motivando mayor movimiento de la coca excedentaria.
Conociendo estos informes emitidos por una entidad externa como la Unodc, es importante que nuestras autoridades amplíen sus tareas de interdicción, de mayor control en las áreas de cultivo y en los sistemas de comercialización del producto, para que en lo posible esa producción de coca no pase de los límites deseados que cubran nada más que las necesidades tradicionales y medicinales, estas últimas con alguna proyección industrial controlada. La coca es buena, mientras no entra a la red del narcotráfico.
Fuente: LA PATRIA
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