Domingo 06 de septiembre de 2015
¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...
En la ciudad de La Paz, del 17 al 21 de agosto pasado tuvo lugar la XXIX Reunión Anual en el Museo de EtnografÃa y Folklore, dedicada en la presente versión al arte plumario en Bolivia, puesto que el MUSEF atesora en su recinto la más preciada y completa colección en el rubro, actualmente en exhibición.
Dentro de ese magnÃfico escenario, bajo auspicios del periódico LA PATRIA de Oruro y Ediciones Cima de La Paz, se presentó con mucho éxito el libro titulado "Suri awicha la doncella andina", de la autorÃa de Mauricio Mamani Pocoaca y Carlos Capriles Farfán. Ã?ste último, que como destacado investigador en el campo de la ecologÃa y el estudio de la variedad de especies animales dentro la dilatada geografÃa nacional, plantea una interesante propuesta conservacionista para salvaguardar esta especie que en nuestros dÃas se ve seriamente amenazada de extinción.
Junto al ñandú común o avestruz americano (de 1m. 30 cm) y el choique o ñandú de la Patagonia, el Suri o �andú andino es una de las tres especies de aves corredoras sudamericanas pertenecientes a la familia Reiforme, siendo con una talla de alrededor de 91 cm. la más pequeña, por lo cual también se la conoce como ñandú "petizo". Mientras las dos especies anteriores, habitan la llanura oriental desde el norte de Brasil hasta la Patagonia, el Suri se recluye en la gélida y desolada altiplanicie aledaña a la cordillera, principalmente en los departamentos de Oruro y Potosà cercanos a la frontera con Chile y Argentina, habiendo desaparecido de otras zonas más pobladas.
No obstante las tres especies (desde la grande a la más pequeña), confrontan la misma amenaza de extinción. Si hasta hace pocos años, el peligro se focalizaba en las pampas argentinas, establecida la cacerÃa como deporte a caballo, con boleadoras y hasta el apoyo de jaurÃa; hoy sin mucho aspaviento la silenciosa matanza se produce para satisfacer la demanda en el mercadeo ilegal de sus plumas, empleadas en la confección de plumeros y en el paÃs la vistosa indumentaria que acompaña la ejecución de danzas folklóricas.
Llama la atención que la especie, siendo ella misma una experta danzarina contribuya con su pellejo al fomento de la danza. Comenzando por el nombre de Ã?andú, que es onomatopeya de la voz que el macho emite en el galanteo a las hembras: durante la época de celo se rodea del harén, para desplazarse con las alas extendidas y colgantes; tras corto trote modera la velocidad para pasear con aire majestuoso y antes de reanudar la danza inclina la cabeza emitiendo voz sonora y grave. Sin duda este detalle que motiva el subtÃtulo de la obra, antaño también indujo a Disney a convertir a la especie en Ãcono del ballet en dibujos animados.
Aunque sus plumas son menos cotizadas que las del avestruz y en el famoso carnaval brasileño se las sustituye exitosamente con las artificiales, en Bolivia la depredación continúa para despojarle de sus plumas, como se prueba con varios decomisos en Urkupiña y otras la festividades. Pese a que la especie se adapta al cautiverio jamás se la crÃa con fines comerciales, como sucede por ejemplo con el Avestruz africano, aclimatado en Santa Cruz en granjas que además de proveer carne y huevos a restaurantes de lujo, comercializan las requeridas plumas.