Mis primeras memorias de vida, es decir los primeros recuerdos de infancia que tengo son de cuando acompañaba a mi madre a su fuente de trabajo, es de mis correteos por los azules pasillos del Hospital Obrero N° 1 de la Caja Nacional de Seguridad Social, por aquel entonces el mejor nosocomio del paÃs.
La cosa es que gracias a este episodio naturista se me prohibió el ingreso y no volvà a pisar un nosocomio en las mismas condiciones sino ya luego por las diversas molestias y enfermedades que me acudieron muy de tiempo en tiempo a Dios gracias. Y aunque fueron pocas a uno le alcanzan para saber lo enormemente deficiente que es nuestro sistema de salud pública.
Desgarradoras escenas protagonizaron hace poco los enfermos de cáncer cuando desesperados por hallar la atención del gobierno para mejorar las condiciones en las que son atendidos y poder mantener la esperanza de salvarse de ese mal que en muchos lugares del mundo ya no es sinónimo de muerte, tuvieron que tapiarse en instalaciones del Hospital General.
El tema es que quien se enferma en nuestro paÃs y depende de la salud pública está condenado a pasarla realmente mal y a que su salud sea encargada con más seguridad al divino Creador.
El gobierno ha anunciado hace poco una inversión realmente histórica en el campo de la salud. 1.624 millones de dólares para la construcción e implementación de varios hospitales entre ellos, 4 centros de cuarto nivel, lo que dice mucho de las perspectivas de esta inyección económica para los bolivianos.
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