El, aparentemente, insignificante hecho repercute ampliamente en la opinión pública, dada la investidura del protagonista y su pensamiento polÃtico. El servicio a la sociedad que siempre es pregonado por los polÃticos de turno, tambalea de alguna manera con las imágenes mencionadas, afectando la imagen presidencial.
Muchos piensan en una actitud de soberbia y abuso de poder al observar las imágenes. Otras y otros creen ver arrogancia y refinamiento en la actitud; finalmente los allegados tratan de no magnificar las cosas y más bien se esfuerzan en creer y hacer creer que el suceso es normal.
Por cierto, dado el tiempo que vivimos y, más aún, el proceso de cambio en el que supuestamente nos desenvolvemos, actitudes como las del video de marras no hallan mayor apoyo y, por el contrario, enervan los ánimos.
COMPARACION
Previa a la última visita de su santidad a Bolivia, la propaganda oficial parangonaba el liderazgo de don Evo con la del Cardenal Bergoglio, pero ahora esto parece caerse en pedazos si nos fijamos en la sencillez del Papa, corroborada por aquella humilde actitud de besar los pies de algunos fieles en los dÃas de Semana Santa. Entretanto el entorno presidencial se esfuerza en justificar las imágenes del video, aunque sin mayores argumentos de peso.
Y si de comparaciones hablamos, no olvidemos la sencillez, humildad y grandeza extraordinaria del lÃder hindú Mohandas Ghandi, quien predicaba con el ejemplo y por ello ganó el tÃtulo de Mahatma (Alma Grande).
LABOR PRESIDENCIAL
Otro argumento que maneja el entorno presidencial enfatiza en los grandes logros que su excelencia ha conseguido para el paÃs y por consiguiente deberÃamos permitir ciertas actitudes de tolerancia o servilismo para con el primer mandatario.
En consecuencia los logros son obligaciones presidenciales que, seguramente, merecerán el agradecimiento del pueblo, pero no agradecimientos en el formato que muestra el video. El agradecimiento se patentizará, quizás, en cantidad de votos a futuro, pero no esa actitud de genuflexión, servilismo o humillación.
Alguna disculpa o explicación exenta de soberbia serÃan lo mejor en el momento, pero al parecer se confÃa más en voceros del entorno que, en el afán de agradar al jefe, hacen malabarismos con sus palabras y no siempre convencen a las mayorÃas.
(*) Lic. en Comunicación Social
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