Todo tiene su momento, su tiempo. “Los presos cumplen su tiempo de condena, los historiadores fijan el tiempo, los holgazanes matan el tiempo, los músicos marcan el tiempo. No importa cómo, la gente se relaciona con el tiempo; de cualquier manera a todos se nos da la misma cantidad y sólo hay veinticuatro horas al día”. Así escribió alguna vez Dafnis Hensley.
Por eso tiene razón David Guy Powers cuando nos invita: “Aprovecha este día. ¡Empieza ahora mismo! Cada día es una vida nueva, tómala, vívela. Porque en el hoy ya camina el mañana”. Así podemos ir nombrando a muchos escritores y pensadores que se han referido al tiempo. Porque hay tiempo de nacer, hay tiempo de morir. Hay tiempo de edificar como también hay tiempo de destruir. Tiempo de reír y tiempo de llorar. Tiempo de gozar y el de meditar. Y ese es el tiempo que nos interesa aprovecharlo ahora, luego que hubo un largo tiempo de bulla, de campañas muy sonoras, promesas y ofertas que sólo Dios sabe si serán cumplidas; tiempo de verdaderos abusos con la paciencia de la población que tuvo que soportar el desesperado movimiento del gentío, inspirado en unos pesos de viáticos, un regalo o la promesa de alguna “peguita” cuando el candidato acceda al Poder.
Pero al meditar, nos encontramos con que esas campañas no fueron iguales. Unos tuvieron mucho dinero para convencer al elector y otros asomaron sus siluetas tímidamente tratando de convencer al ciudadano. Unos cabalgando cómodamente en el caballito del corregidor y otros en un burro moribundo. Unos que ofrecían bajar las estrellas y el cielo si votan por ellos. Otros que pergeñaban sesudos programas de gobierno y sólo mostraban los “pilares” de ese trabajo. También hubo aquellos que desempolvaron viejas reivindicaciones locales y las actualizaron, con unos trazos de pintura de colores vivos. En fin, hubo de todo, hasta esos que amenazaron con no apoyar a la región si no votaban por sus candidatos oficialistas, en una especie de chantaje abierto, en plena etapa electoral que se la supone democrática.
Por lo mismo, en esta etapa de reflexión nuestro voto es importante, no sólo para evitar hegemonías que son siempre peligrosas para la democracia, porque tienden a convertirse, más temprano que tarde, en dictaduras. Sino para demostrar al mundo que podemos emitir el voto independientemente, sin consignas; Es decir, ser nosotros mismos a la hora de estar frente a las urnas. Sólo así estaremos tranquilos con nuestra conciencia y habremos cumplido con nuestra patria ejerciendo una democracia plena, individual y subjetiva.
Esta es la hora de reflexionar en lo que realmente queremos para nuestra patria, para su futuro, que es el futuro de nuestros hijos. Hagamos una valoración real de los candidatos, analicemos sus propuestas y tengamos el valor, así sea por esta vez, de emitir un voto absolutamente consciente que valorice nuestra personalidad de bolivianos y ayude a establecer una democracia verdadera, que permita dejar de lado discursos confrontadores y amenazas veladas o directas de quienes están en la obligación de trabajar, no sólo por candidatos de su partido, sino para todo el país.
Por lo menos…esa es mi opinión.
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