Loading...
Invitado


Domingo 30 de agosto de 2015

Portada Principal
Revista Dominical

Todos merecemos envejecer con dignidad

30 ago 2015

Ximena Miralles Iporre - Directora de LA PATRIA

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Don Enrique Miralles Bonnecarrere, fue director de este matutino por más de 50 años, cuando falleció estaba a punto de cumplir los 94 años de edad, aún lúcido, siempre recomendaba: "te aconsejo que no envejezcas".

Acabamos de conmemorar el Día del Adulto Mayor en Bolivia, el 26 de agosto reciente; representantes de algunas instituciones organizaron actos de homenaje para las personas de la tercera edad, y muchos reprochan que se acuerden de este grupo de la sociedad una sola vez al año, cuando se celebra su día. Algunos mayores reclaman porque no se les trata con respeto, y lo hacen con justa razón, pues cuando jóvenes pusieron su esfuerzo y su trabajo al servicio de la comunidad, además que todos tarde o temprano transitaremos por el mismo camino conforme pasan los años, así es que debemos aprender a dar lo que buscaremos recibir cuando lleguemos a la ancianidad.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 1990 designó el 1 de octubre como "Día Internacional de las Personas de Edad" y dos años más tarde se definieron los cinco principios mediante los cuales los países deben atender a los ancianos: independencia, participación, cuidados, auto realización y dignidad.

Observando estos principios, se puede apreciar una aparente contradicción, pues a la vez que se pide para las personas de la tercera edad independencia, se proclama cuidados para ellas, sin embargo, no hay tal, pues los adultos mayores necesitan independencia, ya que es una de las características sobresalientes que pueden hacer la diferencia entre una vejez digna y una deplorable, pues, según un estudio realizado por la psicóloga chilena Pilar Sordo, esa cualidad es fundamental para sentirse vital y jovial, estados que mejoran la calidad de vida.

Por otra parte, existe gente que sí necesita cuidados, pero no que se le trate como a un niño, sino que se respete su estatus ganado en la vida en base a sacrificio y mucho trabajo, por lo tanto se supone que adquirió sabiduría y a muchos les resulta irritante y hasta ofensivo el trato que les dan algunas personas como médicos, enfermeras o funcionarios a quienes acuden para realizar trámites. Tampoco toleran que se asuma como regla general que todos están sordos y les hablen a gritos.

En otros casos ni siquiera necesitan que se los cuide sino sólo que se les brinde compañía, una buena conversación, compartir una interesante lectura o de alguna manera hacerles sentir que no están demás en el mundo, que los necesitamos, ya que los jóvenes podemos aprovechar la gran sabiduría que poseen.

En algunas redes sociales se pueden leer burlas sobre el hecho de leer en las arrugas de los abuelos, premisa que defiende el canciller boliviano, David Choquehuanca, pero pese a que algunas veces lanzó ideas descabelladas, en cierta manera tiene razón, porque está hablando metafóricamente, las arrugas no son símbolo de fealdad o de que culmina un ciclo, sino de sabiduría, ésa que los ancianos pueden transmitir a las nuevas generaciones.

Es importante que los abuelos mantengan cercanía con los suyos, o que sean los hijos y los nietos quienes visiten a aquellos, porque de esa manera mantendrán el contacto con su historia familiar.

Por otra parte, hay gente que relaciona la vejez a cosas negativas como enfermedades, disminución de las facultades físicas y mentales, deterioro, sufrimiento, pobreza y hasta muerte; no obstante, otros la asocian con descanso, disfrute, nietos, sabiduría, plenitud, recuperar afectos.

En algunos países la vejez es sinónimo de respeto y no sólo se admira a las personas ancianas, sino que se cuidan las antigüedades como tesoros culturales. En Bolivia en cambio, sólo en algunas ciudades se vio la ventaja de conservar los edificios patrimoniales, en otras, el afán de modernismo ha hecho que se destrocen verdaderas joyas arquitectónicas, casi matando su historia y cultura.

En otras sociedades, los adultos mayores se han organizado y se reúnen para compartir actividades placenteras como hacer ejercicios, organizar tertulias, jugar ajedrez y otros. También existen voluntarios jóvenes que necesitan dónde vivir, entonces habitan casas de ancianos solitarios y ambos se hacen mutua compañía, se ayudan, se apoyan y velan unos por los otros y viceversa.

Por una parte, cómo se asume el envejecimiento es una cuestión de fe, si creemos de veras que más allá de la muerte hay vida eterna, quizás nuestra visión cambiaría y afrontaríamos la vejez no como una etapa final, sino como una más que debemos superar para alcanzar un estado superior, entonces no veríamos este trance como algo trágico o desagradable, sino que sería un orgullo y alegría llegar a esta etapa.

En la investigación desarrollada por Sordo, habían participantes que no creían en otra vida y sentían que ésta había que vivirla intensamente, sin embargo, hay que considerar qué es vivir con intensidad, algunos entienden esto por llevar una vida de juerga, querer permanecer jóvenes y abusan de su cuerpo, logrando que su salud quede minada restando para sí mismos calidad de vida.

El hecho de que nos hayan educado a ver todo desde la carencia en lugar de la abundancia hace que la vejez sea vista como falta de juventud y no como la consolidación de sabiduría y plenitud.

Coincidimos con la conclusión de Pilar Sordo, quien señala que "la vejez debiera ser una etapa de consolidación de las metas y de los afectos conseguidos durante toda la vida anterior. Sería un momento de agradecer y apreciar los detalles, y de poner en valor lo espiritual por sobre lo material".

Para tus amigos: