Ha surgido el planteamiento de que el tipo de cambio en Bolivia deberÃa seguir el comportamiento devaluatorio que está viviendo la región, por lo que es importante reflexionar sobre lo acertado, o no, de este planteamiento.
Sin embargo de lo anotado, las expectativas de devaluación son bajas. Según los analistas económicos, a los cuales el Banco Central de Bolivia encuesta, se podrÃa tener un tipo de cambio de Bs. 7, para fines del año 2015 y de Bs. 7,2 para fines del año 2016. En concreto, una variación no significativa.
El comentario anterior y su conclusión están referidos a lo que los economistas denominan comportamiento del tipo de cambio nominal. Pero, lo que en verdad interesarÃa es el tipo de cambio real, entendido como aquel tipo de cambio que toma en cuenta el comportamiento tanto de los precios externos como internos. Esto es medido por lo que se nomina tipo de cambio real multilateral (TCRM).
Dicha polÃtica cambiaria se la podrÃa calificar de acertada dado que Bolivia mantenÃa relaciones comerciales deficitarias con el mundo. Pero esto cambió drásticamente a partir del año 2003 cuando apareció -levemente primero- superávit en cuenta corriente de balanza de pagos, conducta que se hizo fuerte en los años siguientes, lo cual permitió a Bolivia acumular reservas internacionales, a un nivel jamás antes conocido, que incluso coloca a Bolivia como el paÃs, en la región, de la mayor magnitud de reservas internacionales con respecto al PIB. Llegó un momento a un indicador del 50%.
El tipo de cambio nominal más alto al que se llegó fue Bs. 8,1 por dólar en junio del año 2005, el mismo que se movió a Bs. 6,96 para noviembre del año 2011. Desde entonces no se volvió a mover el tipo de cambio, aunque continuó con el superávit en balanza de pagos.
La polÃtica cambiaria del paÃs a partir de año 2012 pudo continuar con la apreciación cambiaria dado que se mantenÃa el exceso de oferta de dólares en el paÃs, pero se prefirió mantenerlo fijo. Incluso ahora la venta de dólares por parte del Banco Central es mÃnima, el otro hecho que explica el elevado nivel de reservas internacionales.
En el periodo 1995-2002, aunque el tipo de cambio nominal subÃa constantemente, el tipo de cambio real no seguÃa esta misma tendencia. Incluso llegó a bajar, conclusión que hace pensar que las devaluaciones nominales no siempre son efectivas en Bolivia, lo que avala la conclusión de que para el paÃs es mejor una polÃtica de tipo de cambio fijo, en las actuales circunstancias, que el otro seguido por nuestros vecinos que es de flotación.
El 95 % de lo que exporta Bolivia corresponde a materias primas, cuyo comportamiento de precios puede ser altamente cambiante. Una caÃda de precios, como la que se está viviendo ahora, es imposible compensar con una modificación del tipo de cambio. Las exportaciones de materias primas dependen, fundamentalmente, de sus precios internacionales, que suelen ser volátiles. No es posible compensarlas con devaluaciones. Aun más, para el caso boliviano, una pequeña devaluación no tendrÃa ningún impacto real sobre la economÃa pero podrÃa desencadenar expectativas no esperadas. Una gran devaluación, tampoco socialmente serÃa tolerada por la población.
Si lo indicado es acertado, quiere decir que mejorar la competitividad económica de Bolivia no pasa por una polÃtica de devaluación cambiaria, sino por otro tipo de polÃticas que impida la presencia tanto de inflación de costos (doble aguinaldo, aumento de salarios) como de inflación de demanda (gasto público creciente).
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