La dictadura del autotransporte

En una ocasión, a través de un medio de comunicación radial, escuché a un señor decir "la dictadura del autotransporte" y creo que esa frase resume el capricho de los choferes del servicio público sea a nivel de la ciudad y también de los viajes departamentales.

Comencemos por el servicio de transporte en minibuses, donde de manera disimulada se impuso el pasaje por persona de 1,50 bolivianos, cuando lo legal debía ser 1,40, pero nunca devuelven los 10 centavos.

Esta triste realidad se completa con los grasientos y mugrosos asientos, salvando honrosas excepciones de vehículos bien presentables, que hasta da asco agarrarse de los espaldares.

Los más afectados por el maltrato son los ancianos y niños; los primeros que amparados en normas nacionales que fijan un descuento del 20% en éstos servicios, piden acogerse a éste beneficio y los choferes los maltratan o les piden que paguen más y en el caso de los niños que pagan 0,50 bolivianos, hay ocasiones en que los obligan a viajar parados.

Otra situación común en las líneas de servicio de transporte público en minibuses, es que sus conductores no cumplen sus rutas ni horarios establecidos, particularmente en horarios nocturnos ellos deciden qué ruta les conviene más y no hay autoridad o institución que ponga fin a ésta mala calidad de servicio.

En Oruro tenemos una variedad de vehículos del servicio de transporte público, identificados por colores, tamaños y números; casi todos ellos tienen rutas que incluyen el paso por la plaza 10 de Febrero y el mercado Campero, lo que genera un impresionante y desesperante caos vehicular y tampoco hay principio de autoridad que se imponga para aplicar un reordenamiento vehicular.

El caso de los taxistas ya raya en el abuso total, pues estos señores, unilateralmente y sin que norma legal alguna los respalde y menos en consulta con autoridades, cobran lo que les da la gana, por viajes en el radio urbano. Dejando de lado la calidad de sus motorizados, pues también hay varios muy viejos y descuidados en su aseo, el pasajero debe someterse al capricho de ellos que aplican cobros exagerados por tramos cortos y es una vergüenza que no haya autoridad valiente que les ponga en su lugar.

Los abusivos taxistas cobran tarifas de entre 5 y 15 bolivianos por persona y quién se atreve a reclamar, recibe el maltrato de groseros conductores. ¿Habrá autoridad que haga respetar las leyes?.

Raya en lo absurdo escuchar hablar por los medios de comunicación radiales o televisivos a personeros de la Policía Departamental convocando a quienes se sientan afectados a presentar sus denuncias, cuando están casi seguros que nadie lo hará. Más absurdo es escuchar a los dirigentes de los transportistas que afirman que en la zona central el pasaje por persona es de 5 bolivianos y que para tramos "largos" la tarifa debe ser acordada entre chofer y usuario.

Siempre en la línea del transporte público, no se quedan atrás los buses de servicio departamental, pues los responsables de su administración, amparados en la libre oferta y demanda, aplican cobros a su criterio. Lo que es peor los pasajeros, en varios casos se ven obligados a viajar en buses sucios, muchos con sus asientos en mal estado, la oferta de televisión a bordo casi nunca se cumple o si se da la suerte que el televisor funcione, los viajeros se ven obligados a ver películas impuestas por el gusto de los choferes o sus ayudantes y en su mayoría los videos son de mucha violencia o groserías extremas.

Con esa descripción creo que es atinado decir que estos señores son dictadores que imponen su capricho y conveniencia en desmedro de las mayorías que tenemos la necesidad de recurrir a sus servicios.

(*) Periodista