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Sábado 15 de agosto de 2015

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La Senda de la Santidad

15 ago 2015

Por: El Alquimista

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La santidad es un conjunto de atributos maravillosos del alma, que todo místico religioso, que todo iniciado en el esoterismo práctico, desea desarrollar con su trabajo espiritual de transformación interna. Pero el común de la gente no entiende bien lo que realmente significa la santidad. Se cree que santo es aquel mojigato, que se abstiene del sexo y de hablar malas palabras y que se encierra en un convento para evitar las cosas mundanas.

Según la definición académica: Santidad significa calidad de santo, y Santo significa: "soberanamente perfecto, especialmente puro y limpio, dícese de la persona de ejemplar virtud. Aplícase solo a Dios con toda propiedad; pero por gracia y participación dícese también de los ángeles y de los hombres".

La sabiduría universal nos enseña que: La santidad es un estado de purificación del alma, es un estado de conciencia despierta donde las virtudes esenciales, universales y conscientes se manifiestan plenamente en forma natural y espontánea de instante en instante emanándose del corazón en el diario vivir a medida que se van desintegrando conscientemente los siete defectos: 1. Lujuria, lascivia, fornicación, 2. Orgullo, vanidad, soberbia, 3. Ira, impaciencia, intolerancia, 4. Envidia, egoísmo, 5. Codicia, avaricia, 6. Pereza, desidia, inacción, 7. Gula, desenfreno, se va dando nacimiento y generando el desarrollo a las siete virtudes opuestas a estos defectos: 1. Castidad, que es amor, pureza, pudor. 2. Humildad, que es comprensión, sabiduría, modestia. 3. Serenidad, que es tranquilidad, paciencia, mansedumbre, empatía, tolerancia. 4. Altruismo, que es amor al prójimo, servicio a la humanidad, alegría por el bien ajeno. 5. Filantropía, que es caridad, generosidad, piedad, desprendimiento, ayuda desinteresada. 6. Diligencia, que es recto esfuerzo, laboriosidad, acción inmediata. 7. Templanza, que es moderación, sobriedad, equilibrio interno, continencia. Ahora comprendemos, que un Santo es todo lo contrario a lo que comúnmente se piensa que es. Un santo es un verdadero guerrero de la luz, de la sabiduría y del amor.

Para optar a la santidad tenemos que ser sumamente valientes, templados, constantes, y dotados de una férrea voluntad, por que tenemos que estar dispuestos a enfrentarnos a nosotros mismos y lograr transformar nuestra propia naturaleza inconsciente y egoísta, en una naturaleza consciente al servicio del Ser, en otras palabras transformar, dentro de nosotros: las tinieblas en luz, la ignorancia en sabiduría, el odio en amor, el plomo en oro. Es un proceso alquímico interior. Necesitamos aplicar la alquimia mental para transformar nuestra mente que está al servicio del ego, de los defectos, de los temores, traumas, fobias, complejos, dudas, etc., en una mente al servicio del Ser, del espíritu residente en nosotros, de la sabiduría y la luz. Adicionalmente necesitamos aplicar la alquimia emocional para transmutar nuestras emociones negativas, sentimientos bajos, pasiones, susceptibilidades, resentimientos, odios y rencores en estados superiores de armonía, felicidad, plenitud, paz y equilibrio. ¿Cómo se logra la transmutación alquímica? Es un proceso similar al templado de una espada. La mejor espada es la más templada. ¿Y como se templa una espada?- Sometiéndola a temperaturas extremas con fuego y agua. Primero se la calienta al rojo vivo e inmediatamente se la sumerge en agua fría, templándose así el acero, multiplicándose su resistencia y dureza. Cuanto más veces se realiza este proceso más templada está la espada. Es lo mismo con el que busca la santidad, debe templarse constantemente transmutando sus defectos en virtudes desarrollando mediante trabajos conscientes sobre si mismo y padecimientos voluntarios, guiados por la comprensión obtenida mediante la meditación profunda y la oración reconfortante, un espíritu fuerte e incorruptible, un carácter armónico y en perfecto equilibrio, un alma llena de belleza y amor que se exprese mediante las virtudes universales. Debemos trascender las crisis emocionales transformándolas en magnificas oportunidades para desarrollar sabiduría y amor, que son las dos columnas fundamentales donde se sustenta toda nuestra estructura espiritual. Y es solo a través de las profundas crisis que podemos templarnos, utilizando sabiamente las oportunidades que nos da la vida práctica para trabajar sobre nosotros mismos aprendiendo de nuestros errores, transformándolos en fortalezas del alma. La didáctica es simple: a) Descubrir el defecto en nosotros, b) Comprenderlo en todos los niveles de la mente y el subconsciente, c) Desintegrarlo en base al arrepentimiento, no alimentándolo más, desarrollando en nosotros la virtud opuesta, todo gracias a la ayuda de Dios que está dentro de nosotros mismos.

Animémonos a seguir la senda de la santidad, que es el verdadero objetivo y razón de nuestra existencia.

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