Miercoles 12 de agosto de 2015
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Editorial y opiniones
Economía de palabras
Un túnel de 2.500 millones
12 ago 2015
Humberto Vacaflor Ganam
El gobernador de Tarija está angustiado. La administración a cargo del MAS le dejó una situación dramática. Tendría que destinar todos los recursos de la gobernación de los próximos tres años para poder cubrir los huecos dejados por la gestión masista. Es lo que dijo Adrián Oliva, a punto de llorar por el panorama que encontró en la gobernación.
De nada le sirvió haber ganado 60-40 al MAS en la segunda vuelta, porque tiene una asamblea departamental dominada por el MAS, que le impide incluso tomar medidas de emergencia para evitar la parálisis.
Encontró que en los últimos días, incluso cuando el déficit era vox pópuli, por la caída de los ingresos del IDH, la gobernación a cargo de Lino Condori y Roberto Ruiz contrató a cientos de empleados para el hospital de primer nivel que tiene Tarija, sólo para que hagan campaña por el candidato masista. Ahora, Oliva tiene que despedir a todos ellos.
Con la Contraloría domesticada y los medios de comunicación audiovisuales sometidos, Oliva no tiene a quién acudir. Los masistas se le ríen en la plaza de Tarija cuando reclama que se aprueben las leyes de emergencia que él ha propuesto.