Warning: inet_pton(): Unrecognized address in /home/lapatri2/public_html/wp-content/plugins/wordfence/vendor/wordfence/wf-waf/src/lib/utils.php on line 28
Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Seis generaciones en el Montículo - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Entre los muchos asuntos que me motivan agradecer permanentemente a la vida está el privilegio de desplazarme desde mi niñez hasta esta etapa de canas y lentes por un mismo territorio, salvo intervalos en los cuales moré en Colombia, Panamá, Centroamérica, Brasil y algunos meses en otros barrios paceños.
Nací cuando el Parque Mirador "Montículo" era un refugio de los milicianos movimientistas y los tíos falangistas no podían cruzarlo por la noche, aunque sí el poeta con sus amigos de "Gesta Bárbara" que alarmaban a las beatas de la parroquia con sus baños desnudos en la fuente de Neptuno o sus serenatas a las bellas cruceñas de la plaza España.
Ellos sacaban un piano de mi abuela para darle un matiz único a sus citas callejeras. El abuelo compró la casona construida en los años 20 del siglo pasado después de concluir sus destinos militares desde el Acre a Puerto Suárez y Charagua. Trajo consigo a su madre, viuda desde 1892 y que ocupó una habitación con ventana al traspatio hasta 1953; fue la más antigua de la estirpe que paseó por la glorieta con vista al Illimani y símbolo del apogeo citadino.
Mi madre crió a sus primeros siete hijos en los cuartos que rodeaban al patio principal, de piedra laja, con la cocina en la esquina y el baño alejado. Como eran otros tiempos, los ventanales de los dormitorios y de la sala daban a la calle y desde ahí se miraba pasar la biografía de vecinos y parroquianos y a los chicos más guapos.
Entre todos los muchos primos y primas, me tocó el bolillo premiado y pude acomodarme en el que fue departamento de los Bedregal y tener un despertar con el mismo horizonte que a mis tres años. Ahí están los bancos donde se fotografiaron las tías siendo mozas, la iglesia que tiene su puerta al paisaje y no a la plaza, el quincho de las retretas sesenteras o de la primera misa "a go-go" en los 70, el árbol de la gitana.
Llegaron mis hijos para jugar una niñez que pudo ser ajena a tilines y play stations porque los cocos de los eucaliptos, los torreones de tierra, las bombas de barro y los innumerables escondites para la piedra libre fueron siempre más intensos. Las búsquedas eran tan alegres como en la época de la larga familia de hermanos, los clubes juveniles y los personajes inmortales, el heladero, el raspallidero y la peluquera.
Ahora asoman otros ojitos, fruto de todos los seres que hemos y nos han amado- nuestro muertos incluidos-, como escribe Eduardo Mitre. Aún en brazos de sus padres no sospecha toda la historia que la acuna.
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.