Viernes 07 de agosto de 2015
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Cuando era pequeña escribí un poema para mi mamá, mi abuelo Enrique Miralles lo apreció tanto que decidió publicarlo, cuando tenía unos 13 o 14 años me animé a realizar un sondeo entre la gente, acerca de lo que pensaba sobre el Carnaval y por supuesto también publicaron eso. Pero en realidad la mayor parte del tiempo escribía sólo para mí, no mostraba lo que hacía porque era una chica tímida e introvertida, lo raro es que a pesar de semejantes características propias de mi persona llegué a ser periodista.
Uno de mis pasatiempos favoritos era jugar con mis hermanas y primas a la secretaria, porque nos regalaban "cables" que llegaban en largas tiras de papel sábana y solo se escogían los más importantes para su publicación, el resto se botaba, entonces nosotras íbamos a escogernos algunos y repasábamos las letras con bolígrafo, pues en eso consistía el "trabajo" de las secretarias que éramos nosotras mismas.
Leí que dos grandes periodistas tuvieron algo en común. A Luis Ramiro Beltrán le regalaron, cuando era pequeño, una imprenta de tipos móviles de juguete y con ella imprimía un periódico, uno de sus pasatiempos favoritos. A Guadalupe Cajías (Lupe) su padre le regaló su primera máquina de escribir siendo aún muy joven, la cual atesora hasta la actualidad y le sirvió durante muchos años para elaborar sus escritos.
